Perdida en las nubes

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Habían pasado 2 semanas desde el año nuevo y los días en que la japonesa no trabajaba se hacían eternos y no podia evitar pensar en aquello.

Lamentablemente por políticas de la clínica donde estaba contratada tenia que tomar al menos una semana de vacaciones. Para Mina ya era suficiente los feriados festivos de fin de año, esos días los ocupaba para ponerse al día en sus libros y sus videojuegos, pero sentía que más días hacia que los pasatiempos que tanto disfrutaba se transformaran en algo aburrido y no volvería a verlos como antes; los únicos días que no trabajaba eran los dias domingos y los dejaba para la limpieza de su casa, actividad que ya había realizado ayer.

—¿Mitang que vamos a comer?—Sana preguntó mientras hojeaba una de las revistas para adolescentes que traía desde Japón.—Pidamos pizza.—Mina dejo de un lado su libro y miró a la pelinaranja, mientras que esta le sonreía mostrando sus dientes.—¿Quieres?—La pelinegra se acercó y se acomodo en el sofá que estaba en frente del que estaba su amiga, notoriamente en una posición extraña. «¡Claro!» Pensó, Este año sería distinto, estaba Sana con ella, podría enseñarle la ciudad y con eso distraerse. —¿Si o no?—Su amiga la interrumpió de sus pensamientos y se ubicó correctamente en su asiento mirándola con el ceño fruncido.—¿Me escuchaste Mitang? —Colocó la revista a un lado y la miro fijamente.

—Oh, lo siento, estaba pensando algo.—Dejó de mirar a la nada, para verla y regalarle una sonrisa.—¿De que cual te gustaría comer?

—Mitang últimamente siempre estas perdida en las nubes.—Soltó una pequeña risa, mientras que la pelinegra negaba con su cabeza, su amiga no estaba lejos de tener la razón, sin embargo, perdida en las nubes no estaba, desde aquella cena de noche buena Mina supo que estaba perdida entre los tatuajes de alguien.—Cualquiera que no tenga piña.—Sana siguió hablando de la pizza mientras que Mina volvió a navegar entre sus pensamientos preguntándose que estaría haciendo la coreana en estos momentos.

—Justo ahora me dieron ganas de comer con piña.—«¿Le gustará la pizza con piña?» Se preguntó y miró a su amiga formando un puchero con sus labios.—Hace mucho que no pido pizza.

—Ay había olvidado que a ti te gusta eso, que asco.—Sana sacó su lengua fingiendo hacer una arcada.—De verdad, Mitang.

—No seas exagerada, podemos pedir de dos tipos ¿Bien?—Se levantó para buscar su celular.—¿A que hora va a llegar Momo?—Preguntó por la japonesa mientras caminaba hacia su habitación.—¿Le gusta la piña en la pizza?

Momo ya se había instalado en su hogar temporalmente o al menos hasta cuando pueda reunir lo suficiente para poder alquilar un lugar, Mina no tuvo problemas en aceptar a la rubia desde el día que llego, debido a que su casa era exageradamente grande y tenía habitaciones suficientes como para hospedar a una familia completa, su padre la había comprado para ella cuando decidió irse definitivamente a Corea, en un principio, estuvo totalmente en contra, ya que su idea era depender de ella misma desde el comienzo, pero Akira la convenció diciéndole que era un obsequio por su independencia y después de tanta insistencia Mina no tuvo mas opción que aceptarla.

—Se supone que fue a dejar sus currículos y fue bastante temprano, así que debe estar por llegar.—Respondió Sana, la japonesa menor solo asintió.—Por Momoring no te preocupes come cualquier cosa que le pongas en la mesa, yo creo que en su vida pasada fue un cerdito.—Rió.—Pero para mi pide cualquiera que no tenga ni piñas... Ni tomates, con mucho queso.—Volvió a fijar su vista en la revista, mientras que Mina pedía la comida a través de una aplicación de su celular, la misma que siempre le había facilitado su estadía.—No sé a quien se le ocurrió ponerle fruta a la pizza.—Añadió por ultimo la pelinaranja.

—Listo.—Dejó su celular encima de la pequeña mesa de centro mientras que se dejaba caer a lo largo del sillón en el que estaba, afirmando sus talones en los brazos del mueble.—Según esto llega en 30 minutos.—Era suficiente tiempo para que Momo alcanzara a llegar a comer junto con ellas.

De repente el celular de Mina comienza a sonar haciendo que sienta curiosidad por quien estaba llamándola porque el número que se mostraba en la pantalla de su móvil no estaba agendado.

—¿Aló?—Contestó Mina.

Era la tercera vez que la alarma sonaba y la definitiva para que Chaeyoung tomara la decisión de levantarse de su cama. Sin abrir los ojos estiró su brazo hacia su velador mientras que con sus dedos intentaba dar al botón para dejar de escucharla.

Había dejado puestas 5 alarmas porque ya sabia que con una no era suficiente, se conocía, la apagaría y seguiría durmiendo como si nada. Cuando el ruido sé detuvo, estiró su cuerpo por completo para luego sentarse a la orilla de la cama, suspiró y configuró su reloj digital para desactivar las dos alarmas restantes que iban a sonar en 5 minutos más. Todavía le quedaba un poco de tiempo suficiente para llegar puntual al hospital, así que decidió entrar al baño para ducharse rápidamente, debía ir a quitarse el yeso del brazo, puesto que ya se había cumplido el tiempo suficiente para que su hueso estuviera ya compuesto.

La castaña al estar ya vestida terminó poniéndose su chaqueta, tomó sus llaves colgadas junto a la puerta para luego abrirla y salir por ella. Rápidamente bajó las escaleras para alcanzar a tomar el bus, hasta que alguien la detuvo.

—¿A donde vas?—Preguntó la rubia que estaba en las escaleras, Chaeyoung apretó firmemente sus labios y la miró sin decirle nada mientras que Jeongyeon soltó una carcajada mientras que con su mano derecha desordenaba el pelo de la menor.—Como sea, vamos, te acompaño.

—Vamos...—Dijo sin pedir alguna explicación, mientras caminaba adelantando a la más alta, hacia la parada de buses.

FOOLISH HEART [MICHAENG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora