Prohibido amar | OffGun | ✔️

Capítulo 26

Después de unos segundos bajo la mirada a las fotografías.

—Bien, ya que tenemos un acuerdo, estás fotos no son necesarias. Nuestro divorcio es de mutuo acuerdo, ¿para qué irnos a lo rudo frente al juez, cierto? —Se rió mientras tomó las fotos y las puso en la carpeta, incluidas las de ella.

—Supongo qué entiendes que no son el único juego que tengo de ellas —murmuré.

—Lo sé, no eres tan estúpido —sonrió —Pero también sé que no vas a usarlas. Ya sabes, por el bien de la niña. Si ellas llegan a salir a la luz quedaré como una infiel —Fingió indignarse —Pero puedo demostrar que fue por el despecho de mi corazón roto —Puso un rostro triste, entonces volvió a sonreír —Se lo dije a Off y te lo digo a ti. Nunca voy a ser la mala aquí, siempre habrá una manera de que no lo sea.

Apreté mis dientes y miré hacía su escritorio. Al parecer no le afectaba manchar su imagen en su matrimonio, porque sabía que Off saldría peor establecido ante todos, tal vez ante el juez también, quien era el qué importaba.

—Ahora tengo que pedirte que te retires —Se levantó —Yo si tengo trabajo que realizar.

La observé unos segundos antes de seguir su ejemplo. Sentía que debía decir algo, debía seguir peleando, pero no sabía cómo. Caminé hacia la puerta y cuando estaba a punto de abrirla, ella hablo.

—Eres bueno Gun, nunca nadie había llegado tan lejos para intentar detenerme —se rió —Pero lamentablemente para ti, eres muy sensible, te importan demasiado las emociones. Nunca vas a ganar contra alguien que lleva en el juego del engaño por años. Se sensato de una vez y desparece de un modo fácil de esta vida que no sabes manejar.

Pensé en contestarle algo, pero me abstuve y abrí la puerta para después desaparecer de ese edificio. Para cuando llegué a la camioneta me encontraba llorando sin poder detenerme. Mi pecho dolía demasiado que no sabía de donde encontré las fuerzas para conducir, pero lo hice, de algún modo a través de mis lágrimas conduje sin rumbo por mucho tiempo, hasta que finalmente termine cerca de una pequeña tienda. Contemple el atardecer unos minutos, entonces me baje.

Miré el montón de adornos para el hogar, así como accesorios.

—¿Puedo ayudarlo en algo? —Preguntó una mujer mayor.

La miré y detrás de ella al montón de peluches, entre ellos Maximus, el caballo de Rapunzel.
Sonreí y asentí.

—Quisiera ese peluche.

—Claro —dió media vuelta y después de localizar el que quería, lo pagué y me fui.

Sentía que debía dejarle algo a Nirin, algo que la hiciera recordarme, al menos un poco. Nuevas lágrimas corrieron por mis mejillas mientras lo situaba en el asiento del copiloto.

Estaba a mitad del camino cuando recibí una llamada de Jennie.

—¿Si?

—¿Dónde estás? Ya casi oscurece y aun no llegas —soltó un respiro —Has tardado más que la última vez.

—Yo... te contaré cuando llegue.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te escuchas tan triste?

Un sollozo salió desde el fondo de mi garganta

—Porque... todo se fue a la mierda —murmuré.

—¿Qué? Pero...

—Te diré cuando llegue —colgué rápidamente antes de empezar a llorar desconsoladamente mientras ella escuchaba.

Subí a mi habitación tan pronto le hice saber a mamá Godji que había vuelto. Estaba concentrada hablando al teléfono, por lo que no alcanzo a mirarme por completo. Pero Jennie entró minutos después a mi habitación.