Prohibido amar | OffGun | ✔️

Capítulo 17

Cuando llegué a casa busqué a Jennie para preguntarle cómo había ido todo lo que habíamos planeado para esta noche.

—Todo estará bien, Gun —sonrió —La cena está en el horno.

Asentí, entonces respiré varias veces para tranquilizar mi pecho.

—¿Le dijiste a Off?

—Lo hice —la miré —Él quiere estar conmigo.

Sonrió.

—Bien, eso es bueno —me abrazó —Solo necesitas pasar por esto y después todo estará bien.

—De acuerdo, yo puedo, he ansiado tanto esto que el hecho de saber que ocurrirá hoy, me pone nervioso.

—Estaré en mi habitación, si necesitas ayuda, vendré a ti.

—Gracias, pero espero no necesitar ayuda extra. Creo que puedo manejarlo.

—Bien —miró sobre mi hombro —Son casi las 7:00 p.m. Me iré a mi habitación.

—De acuerdo.

La observe irse, entonces subí a la recamara y entre en el closet. Me puse un traje blanco, porque la ocasión merecía mi último esfuerzo.

Entonces bajé y terminé de preparar muy minuciosamente la mesa y puse su plato al final, al igual que el mío. Prendí unas velas rojas al centro de la mesa, y me senté mientras llenaba una copa de vino.

Son las 7:00 p.m. la hora que siempre utilizamos para cenar y él no debe de tardar en llegar, porque su patética existencia cree que si llega a tiempo podré volver a ser el mismo.

Escucho el auto varios minutos después, por lo que, el filete de carne está más frío que caliente, pero al menos lo intentó.

—¿Gun? —Lo escucho cerrar la puerta de la entrada y empezar a caminar mientras me busca. No hablo y simplemente dejo que me encuentre. Cuando me mira noto la sorpresa en sus ojos, ya que nunca me siento a la mesa sin él —Gun, cariño, todo se ve fabuloso —señala la mesa decorada.

—Gracias, me esforcé por hacer un momento memorable para los dos.

Noto la incertidumbre y confusión en sus ojos mientras se acerca, pero intenta no demostrármelo y en cambio sonríe.

—Gracias, siempre tan atento —Intenta acercarse, pero levanto mi mano derecha deteniéndolo.

—Siéntate, tenemos que hablar —le sonrío. Es fácil hacerlo.

—¿Gun, sucede algo? —agarra la silla que está a mi lado del respaldo intentando controlarse.

—Sucede Mike... qué estoy harto de jugar este juego —Miro mi copa de vino tinto en mi mano —Estoy harto de jugar a la casita feliz.

—Gun...

—Quiero qué te sientes —lo miro mientras señalo la silla al extremo opuesto al mío, el sitio más alejado —Vas a escucharme sin interrupciones.

Lo miro caminar lentamente mientras observa la silla como si fuese un explosivo, lo cual causa que ría amargamente.

—No tiene una bomba debajo, puedes sentarte. Nunca te mataría así —sonrío de lado mientras me mira y después toma asiento.

—¿Qué sucede... cariño?

Suelto un suspiro mientras pongo los ojos en blanco.

—¿No te has cansado aún? Cariño, amor. Todos los apodos amorosos qué me dices te hacen sonar patético.