5. Realidad

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—¿Me das una cerveza? —pide Eddgar con un tono no muy amable, al llegar a la barra.

Joseph solo asiente y va por la cerveza. Iraní obviamente reconoció la voz de Ed y voltea a verlo.

—¿Bailamos, Be? —sonríe un poco, juntando sus labios.

Ella lo mira un poco sorprendida y sonríe extrañada—. ¿No venías por una cerveza?

—No. Venía a invitarte a bailar —le sonríe esta vez mostrando sus dientes y extiende su brazo ofreciéndole la mano.

Ella duda un momento, pero al final decide tomar su mano y aceptar su invitación. Justo en el momento en que Joseph tenía la cerveza que Ed le pidió, ellos se van provocando que Joseph se moleste y le entrega la cerveza a otra persona.

~

La noche pasaba, Iraní y Ed seguían bailando y divirtiéndose juntos, como en los viejos tiempos. Bailaban, bromeaban con pasos graciosos y reían como una pareja enamorada. Sin embargo, llegó la hora de irse. La fiesta terminó cuando los recién casados se despidieron de todos para irse a disfrutar de su "noche de bodas".

—¿Viniste en tu auto? —pregunta Ed al salir del lugar, antes de despedirse de Iraní.

—No... pediré un taxi.

—No tienes que hacerlo, yo te llevo. Espera aquí, iré por mi auto —besa su mejilla rápidamente y al caminar hacia el estacionamiento se da cuenta de lo que hizo. Espero que no se haya molestado.

Cuando Ed le dio ese beso en la mejilla Iraní se dio cuenta de que su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal y se sonroja, agradece que él no se haya dado cuenta de eso y solo piensa en lo bien que la pasó con él y lo lindo que sería estar juntos. Pero se obliga a sí misma a poner los pies en la tierra y no dejarse llevar por sus sentimientos, no por ahora.

Ella temía que al volver con Eddgar las cosas no resultaran como lo imagina y que todo terminara peor. Ellos tenían un negocio juntos y eso era lo más importante ahora, además, no quería defraudar a su mamá, quien confiaba en ella.

Joseph sale del lugar y se topa con Iraní, ella le sonríe tímidamente y él solo le guiña un ojo dirigiéndose a su motocicleta. Cuando Ed por fin llega con su auto, Iraní abre la puerta y sube golpeando accidentalmente su cabeza al entrar.

Ambos ríen y ella se queja del dolor—. ¿Estás bien? —pregunta Ed intentando parar de reír, mientras conduce hacia la casa de Iraní.

—Sí, solo dolió un poco —responde ella sobando su cabeza—. Basta de reír, no fue gracioso —reprocha haciendo un puchero.

—Sí lo fue un poco —Ed se burla solo para hacerla enojar.

Ella solo ríe—. No creo que más gracioso que tus pasos de baile.

—Soy un buen bailarín, no puedes negarlo —dice con una sonrisa llena de orgullo.

—¡JA! Después de pisarme más de diez veces.

—Qué exagerada, solo fueron dos veces. Pero eso fue porque la señorita confunde derecha con izquierda.

Iraní finge estar ofendida—. Eres un mentiroso.

Ed suelta una carcajada y ella lo mira con encanto—. Los dos somos buenos bailarines. Creo que hasta somos mejor pareja de baile que Rob y Marielle.

—No puedo creer que ya se hayan casado.

—Lo sé, es una locura. ¿Soy el único que piensa que todo fue muy rápido?

—¿Hablas de la decisión que tomaron? Ó ¿Qué el tiempo pasó muy rápido desde que nos dieron la noticia de que se casarían?

¿Mi esposo es GAY? © Robbie Amell [LIBRO#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora