"Creo que soy gay".Cuando Rob dijo esas palabras, sintió un nudo en la garganta y apartó la mirada de inmediato. No quería ser juzgado por uno de sus mejores amigos. Se sentía avergonzado.
En cambio, era algo que Ed no se esperaba. Se sienta a su lado en silencio, pensando en las palabras correctas que debería utilizar para apoyar a su amigo, pero no se le ocurría nada.
—¿Qué te hace pensar eso? —pregunta Ed, después de un par de minutos en silencio.
Rob traga saliva—. Joshua. Siento algo por él... desde hace tiempo, el problema es que no quería aceptarlo. No podía.
—¿Habías sentido algo parecido por otro chico antes?
Algunos recuerdos sobre su adolescencia llegan de repente a su cabeza, recuerdos de situaciones que había decidido bloquear de su mente por varios años—. Hubo un profesor en secundaria al que yo admiraba mucho... incluso le escribía notas las cuales nunca le entregué. La mayoría de las chicas estaban enamoradas de él porque era de los más jóvenes. Un día, mi mejor amiga se dio cuenta de esas notas que yo escondía en mi mochila y le mostró una a su novio, diciéndole que le gustaría que él le escribiera notas así a ella. El chico se las mostró a todo el salón y como puedes imaginar; todos comenzaron a burlarse de mí, y cada vez que nos tocaba su clase escribían en el pizarrón mi nombre con el del profesor dentro de un corazón.
Ed prestaba mucha atención a lo que Rob le contaba y no puede evitar sentirse molesto y triste al saber por lo que su amigo había pasado.
—El rumor de que yo estaba enamorado del profesor siguió por semanas hasta que pedí el cambio de salón... —bufa— lo cual fue inútil porque se encargaron de que ese rumor también lo supieran mis nuevos compañeros. En fin, me cambiaron de colegio, claro que nunca les conté a mis padres porque mi insistencia de ya no querer ir allí.
—No sé qué decir, Robbie. No tenía idea de eso... de verdad lo siento y quiero que sepas que yo siempre te apoyaré y no tienes por qué avergonzarte de lo que sientes.
—En ese tiempo no lo entendía, ¿sabes? Nunca se lo conté a nadie, lo oculté por mucho tiempo, incluso podría decir que no lo recordaba, hasta que Joshua apareció. Salimos algunas veces, para mí al principio era salir con un amigo, la pasaba muy bien con él; hasta que malinterpretó las cosas y creyó que yo era gay. Desde ese momento empecé a sentirme muy confundido y no quería aceptarlo. Él insistía en que yo estaba enamorado de Petter, lo cual era una estupidez, pero hubo un tiempo en que sí me parecía muy atractivo. Por cierto, no le cuentas nada de esto a él... ni a nadie por favor.
—No te preocupes por eso, no lo haré. Perdona que pregunte esto, pero... ¿por qué te casaste con Marielle?
—Por idiota. Porque quería demostrarle a Joshua y a mí mismo que no me interesaban los hombres. Y ahora estoy en mentido en un problema, no quiero lastimar a Marie.
—Pero tampoco puedes seguir ocultando tus sentimientos, ni fingiendo ser alguien que no eres, Rob.
—Lo sé —responde él soltando un suspiro con resignación.
Ambos se quedaron hablando hasta tarde y pensando en cómo hacer las cosas bien sin lastimar a nadie.
~
A la mañana siguiente, llegaron juntos a la empresa. Tenían una junta muy importante con Iraní para decidir los últimos detalles de la publicidad. Robbie sentía todas las miradas sobre él y murmuraban sorprendidos sobre los golpes que tenía en el rostro.
Entraron a la sala de juntas en donde Iraní ya los esperaba.
—Buen día —saludó Ed.
Iraní dirigió la mirada hacia ellos y se sorprendió un poco al ver a Robbie con golpes en la cara, pero decidió no decir nada al respecto.
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¿Mi esposo es GAY? © Robbie Amell [LIBRO#2]
Novela JuvenilDespués de haberlo pensado por mucho tiempo, Joshua se atreve a enfrentarse a Robbie el día de su boda y trata de convencerlo de aceptarse a sí mismo y no arruine su vida casándose con alguien que no ama. -No te atrevas, Joshua -Robbie se aparta ale...