3. ¿Me engañaste?

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Robbie siente un horrible dolor de cabeza, y aumenta cada vez más con el timbre de su celular. Abre los ojos y está acostado en su cama con la ropa de ayer, ni siquiera se había cambiado y no recuerda mucho sobre cómo llegó a su departamento.

Toma su celular y tiene dos llamadas perdida de Marielle. Mira la hora y son las 10:45 a.m. decide levantarse y buscar una pastilla en el botiquín que está en el baño. Trata de recordar qué es lo que sucedió anoche y solo consigue recuerdos borrosos y pausados de diferentes momentos de la madrugada.

Su celular suena de nuevo y esta vez responde—. ¿Sí?

—¿Te encuentras bien? ¿Por qué no respondías? —Marie suena demasiado preocupada.

—Lo siento. Tuve una mal noche y acabo de despertar —dice lo primero que se le ocurre al no recordar mucho.

—¿Qué hicieron anoche? ¿Bebieron mucho? —pregunta insegura, y no se atreve a preguntar lo que realmente quiere saber.

Siente otra punzada en la cabeza. La jaqueca lo estaba matando—. Sí... —él jamás le mentía—, pero todo controlado, no te preocupes, amor.

Abre la puerta de su cuarto y se encuentra con Joshua sentado en el sofá, amarrando las agujetas de sus zapatos. Se queda congelado, sumamente confundido y por más que trata de recordar si pasó algo entre ellos no lo logra. Estaba tan metido en sus pensamientos que no escucha la pregunta de Marielle.

—¡Robbie! —escucha que grita.

—Ahm... ¿qué decías?

—¿Hubo mujeres en la fiesta? —ahora estaba molesta, imaginando muchas cosas al no haber recibido respuesta de su parte la primera vez que le preguntó.

En cambio, Robbie tenía su cabeza en otra parte y seguía mirando con intriga a Joshua quien solo está serio y esperando a que Robbie termine la llamada para explicarle lo que pasó.

—Sí... pero nada importante —responde.

—¿Cómo que nada importante? ¡Explícame, Robbie! —Marie siente un nudo en el estómago y sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas.

—Marie... tranquila, no pasó nada. Tengo que hacer unas cosas, te llamo en un rato.

Rob termina la llamada y Marielle solo tiene su mente llena de dudas, siente que Robbie la engañó con alguna de esas mujeres que estuvieron en su despedida de soltero. Trataba de calmarse porque entre ellos siempre hubo confianza, o eso creía.

Cuando Robbie termina la llamada, Joshua se levanta del sofá y da un par de pasos hacia él—. No te me acerques —pide con cierto desprecio y desconfianza.

—Por dios, ni que fuera a hacerte daño —dice Joshua rodando los ojos.

—¿Qué sucedió anoche? ¿Tú y... yo...? —ni siquiera puede terminar la de formular la pregunta.

Joshua ríe y niega con la cabeza—. Sabía no que recordarías nada. Por eso me quedé.

—Deja de reírte y dime qué pasó —Rob comienza a molestarse.

—Nada, Robbie.

Él suspira aliviado y se sienta en el sofá que está frente a Joshua, quien no se ha movido de donde estaba—. Mierda, pensaba que...

—¿Qué? ¿Qué habíamos cogido?

Robbie lo mira molesto—. No tenías que mencionarlo así.

—Ok, ¿Qué tuvimos sexo? —da pequeños pasos hacia Robbie —¿Qué hicimos el amor? ¿Cómo te suena mejor?

Se pone de pie y apuña sus manos a sus costados—Cállate, Joshua.

¿Mi esposo es GAY? © Robbie Amell [LIBRO#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora