7. Reencuentro

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Marie y Robbie no tocaron el tema de lo que había sucedido anoche. Ella solo se duchó y se acostó a dormir mientras que Robbie no podía dejar de pensar. No comprendía qué pasaba con él. Sin embargo, esta no era la primera vez que le pasaba algo como eso. Cada vez que intentaba estar con una chica, algo sucedía que no lograba sentir satisfacción y solo fingía pasarla bien.

Después de haber desayunado y guardar todas sus cosas, Rob ya estaba listo para ir a trabajar. Marie lo mira confundida, ella tenía la idea de que pasarían el día juntos para terminar de acomodar y recibir algunas cosas que faltaban de la mudanza para la casa en donde vivirían juntos.

Salen del hotel, después de que Rob hace el pago en recepción, y al subir al auto, Marie rompe el silencio.

—¿Vas a trabajar hoy? —pregunta abrochando el cinturón de seguridad.

—Sí, hoy tenemos la presentación de las modelos y otras cosas importantes que hacer —responde él, conduciendo hacia su nuevo hogar.

Marie siente un poco de celos al escuchar sobre las modelos—. Oh. Creí que estarías conmigo para terminar lo de la mudanza.

—Lo siento, no podré. Pero podemos comer juntos —intenta animarla y ella sonríe.

La situación se había vuelto incomoda desde anoche y casi no se dirigían la palabra. Rob se sentía avergonzado y ni siquiera sabía qué decirle, no quería abordar ese tema. Y ella... ella se sentía triste y confundida. Miraba a través de la ventana, escuchando la música que tocaban en la radio y recuerda los momentos en que han estado juntos. Ya habían tenido relaciones sexuales antes y ella creía que él también lo disfrutaba, pero con lo que sucedió anoche, estaba comenzando a dudar.

Rob detiene el auto frente a su nueva casa y le entrega las llaves a Marie. Le regala media sonrisa—. Te veo más tarde.

Ella solo asiente y toma las llaves, cuando abre la puerta para bajar, Rob hace que se detenga tomándola de la mano—. Que te vaya bien.

—Te quiero —dice Robbie, siendo muy sincero. Marie sonríe, pero siente que eso no es suficiente.

~

La reunión que tenían hoy en la empresa de los chicos tenía muy nerviosa a Iraní. No precisamente por el contrato que tienen, si no por Ed. Él era el culpable de sus nervios y ansiedad al no saber que pasará cuando lo tenga enfrente.

Ni siquiera le había enviado un mensaje el día anterior para agradecerle por las flores, había pasado toda la tarde pensando en qué le dirá, que casi olvida llamarle a Andrew para decirle que necesitaban un fotógrafo. Habían quedado en verse a unas cuadras de su casa, ya que no quería encontrarse con el hombre que le había arruinado la vida a su madre.

A pesar de que las cosas no hayan salido bien con el padre de Andrew y la mamá de Iraní, ellos dos seguían frecuentándose, ya que él era como su hermano menor. Aunque solía fastidiarla mucho.

—¿Por qué estas tan callada? —pregunta él, después de casi diez minutos de haber subido al auto y darse cuenta que Iraní no le prestaba atención.

—Estaba pensando... ¿cómo te ha ido en la universidad?

—De eso te estaba hablando. Hay una chica que me está volviendo loco, ¡no sabes lo hermosa que es!

Ella ríe un poco—. ¡Por fin te enamoras de alguien que no soy yo!

Él la mira entrecerrando los ojos—. No cantes victoria, aun estás en mi corazón y sé que en cualquier momento puedo conquistarte —le guiña un ojo.

Iraní rueda los ojos—. ¿Ya la invitaste a salir?

—No. Bueno hemos salido en grupo y trato de acercarme a ella. Estoy pensando en pedirle que vayamos juntos a la graduación.

¿Mi esposo es GAY? © Robbie Amell [LIBRO#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora