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La risa de Elizabeth sonó en la cabaña del especie, este gruñó frustrado y la miró exasperado.

—Tú simplemente no puedes hacer eso— dijo la pequeña hembra humana con una sonrisa en los labios— huirán de ti y aunque en cierta manera eres un poco tierno, deberías intentar hablar con las hembras. 

—Ellas me huyen— añadió la voz del macho ronca— las hembras de mi especie me odian, por el daño que dicen les hice a sus amigas humanas y tengo prohibido acercarme a las hembras humanas. Los machos luchan conmigo cuando me acerco a una— ella lo miró con ternura.

Después de haberse desmayado se había despertado, vestida con una camisa del macho mientras este la observaba desde un rincón de la habitación, su mirada había penetrado en lo más profundo de su ser, pues el parecía un niño pequeño perdido. Sin saber que hacer frente a ella y aunque al principio había tenido miedo, también vio el miedo reflejado en los peculiares ojos del macho calvo.

Entonces armándose de valor, había decidido tener una conversación con el como persona y especie "civilizados" y aunque le había costado entender el argot del especie, se habían logrado entender. 

Llevaba un día allí y él había prometido devolverla con Desert siempre y cuando le dijera como podía socializar con las hembras para poder así compartir sexo con ellas y encontrar una compañera.

Se notaba que andaba algo perdido en aquello de las conversaciones, pues su instinto era el que predominaba en él, era algo lindo de ver y hasta tierno, pero ello no lo había pronunciado en voz alta no quería que se confundiera y no la devolviera con Desert.

Él le había asegurado que Desert solo estaba inconsciente, pero estaba muy preocupada por él, deseaba volver rápido a la cabaña y asegurarse por sí misma que estaba  bien, pues si no había ido por ella era porque aun seguía herido.

—Debes de intentar hablar con ellas, al igual que debes darle tiempo para que te conozcan

—Puede conocerme mientras nos apareamos — gruñó la especie.

—Mmm, nosotros los humanos somos más complejos, para llegar a una relación siempre es importante conocernos, después con quién va a ser nuestro compañero en lo que dura nuestra relación y aun así nos equivocamos porque nunca somos nosotros mismo los que nos presentamos.—el especie la miró confundido— quiero decir, mostramos un espejismo de ser la persona perfecta y muchas veces trae consecuencia en las relaciones, es como mentir; mostrando algo que no somos para gustarle al otro.

—No me gusta eso—murmuró como un niño chiquito— mi hembra no tiene que mostrarse así.

—Si, lo entiendo, pero no puedes llegar y raptarla para que sea tú mujer.

—Yo quiero una compañera, no me gusta esta soledad— su semblante había caído y se sintió tan triste al verlo desprotegido que caminó hasta él y le sorprendió dándole un abrazo, cosa que lo tomó desprevenido, sin embargo rodeo su pequeño cuerpo con sus grandes brazos.— ¿tú vas a ser mi compañera?— le preguntó haciendo que su pequeño cuerpo se tensara.

—Yo no puedo ser tú compañera, Desert es mi compañero.

—¿Por qué me abrazas? conozco una humana que abraza a su  compañeros y tú lo estás haciendo.

—No, no todos los que se abrazan son compañeros, los amigos también se abrazan y tú...— vaciló— eres mi amigo.

—¿Por qué los amigos se abrazan?, ¿Hay algo mal con ellos?— Dios, él era tan ingenuo que le causaba tanta ternura.

—No hay nada malo en ellos, cuando tú te preocupas por alguien lo puedes considerar su amigo, y cuando tú amigo está mal. Tú lo abrazas, porque es tú amigo y tú eres el mío. Puedes contar conmigo. Sin embargo debo de volver con Desert, él debe de estar preocupado, creo que..— Se vio interrumpida por una especie de gruñido y aullido que escucho uno cerca y otro más lejos, los vellos de su cuerpo se pusieron de punta. El especie que la tenía en brazos se tensó y gruñó a lo que sea que derribó la puerta.

DESERT [2] (NUEVAS ESPECIES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora