14.

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¿Que tal mis muchach@s?

Un nuevo capítulo, díganme que tal les parece.

J. T. M

Tantas ganas de romper las reglas, era lo que más deseaba, ¿cómo no desearlo?.

Por ahí dicen que lo más prohibido es lo más apetecido, bueno desde que la había visto le dió un gran apetito de ella.

Suspiró duro y no fue lo único duro, su bailarina le hacía falta, sólo quería regresar un poco el tiempo y no haber peleado con Darkness, o bueno mirar antes de gritar lo que no era para ella, él jamás le gritaría de esa manera.

Volvió a suspirar, y decidió salir a dar una vuelta, que irónico, porqué la  única que daba vueltas en su cabeza era su bailarina.

Sonrió bailarina tenía que ser.

Cuánto deseaba tenerla entre sus brazos, apretarla hasta su pecho y besar....

'¿Qué coño?'

Siguió corriendo, eso lo tranquilizaba o bueno tranquilizaba a su apéndice colgante, cuando no estaba tan colgante.

Miró donde se había detenido y miró al cielo. Todo lo llevaba a romper las reglas.

Lo anhelaba con todas sus fuerzas.

La cabaña en donde se encontraba su bailarina, allí estaba.

Solo escalar y verla o tal vez.... Llevársela Con sigo mismo, un gruñido retumbó en su pecho, al escuchar las voces de machos allí adentro, eso no fue lo que le empeoró no; sino la carcajada que él conocía muy bien, hacía mucho tiempo que no la oía.

¿Por qué se reía con ese macho?. Ella no podía tener a otro macho y a él simplemente dejarlo después de todo.

Ella era...

Gruñó, ¿cuando dejaría de ser así?, ¿por qué simplemente no la podía reconocer como suya?.

Odiaba que eso pasara.

Ella debia de volver a hablar con él, sentirse segura en sus brazos.

Porque ella era su bailarina.

—No pensé que eras de los que espiaban, me hace acordar a Warrior cuando quería saber cual era la casa de Joali. —la hembra a su lado le habia sorprendido.

—No estoy espiando a nadie—dijo en un gruñido.

—No mientas—le regañó Brezee —es indignante, además no voy a delatarte.

—¿Por qué no? —dijo sorprendido, porque él no tenía amigos allí. Sólo Joali y Warrior y estaban en la reserva.

Otra carcajada interrumpió la noche y ello le dejó un sabor amargo en la boca, ¿Por qué se reía con él? Ella no podía reírse Con otro macho que no fuera él.

—Eres familia, nos apoyamos. Sólo dime si debo de intervenir para que Flirt salga, antes que entres a patear le el trasero.

—Tengo prohibido acercarme a mi bailarina.

—¿bailarina?.—le picó la hembra—¿es tuya?

Un nudo grande se hizo en su garganta.

¿Es tuya?

¡Oh!, cuanto deseaba que fuera así.

¿Tuya?

Pero quién le asegura a que no le iba a usar de venganza por lo que le habían hecho.

Gruñó al sentir la risa del macho—Es solo un abrazo—escuchó decir.

'¿Un abrazo?, ¿la bailarina le iba a abrazar? '

'¡No puede abrazar a otro macho!'

—¿Desert? —llamó la hembra— no vayas a entrar—advirtió.

—Haz que salga de allí—su voz sonó completamente animal.

—No te preocupes, yo me encargo—lo miró—ahora vete—él gruñó.

—Esperaré a que salga. —la canina solo puso los ojos en blanco y caminó hacía la casa.

'Macho terco, tonto y enamorado. '

Una sonrisa nació en sus labios, su plan para acercar a Jessie  y Justice había dado fruto, ¿por qué no hacer lo mismo con Desert?.

Llegó a la puerta de la casa y tocó el timbre, la puerta fue abierta por Flirt con una gran sonrisa.

—¡Breeze!, que bueno que estás aquí—hizo el amago de coger su brazo—ven te presentaré a mi nueva amiga.—ella forzó una sonrisa al escuchar el gruñido que pasaría  casi imperceptible.

—Alguién quiere hablar contigo, está aquí fuera—él frunció el ceño.

—Estoy de guardia.

—Solo es un momento—él asintió.

—Bien—volteó su rostro hacia la casa—¡ya vuelvo! —gritó y caminó detrás de la canina.

Confundido miró a Desert y se tensó al escuchar su gruñido:—No tienes permitido ver a Elizabeth.

—No quiero que le coquetees a Mi bailarina. — gruñó acercándose a él—no te acerques a ella, no la mires, ni respire cerca de ella.

Una sonrisa sarcástica nació en los labios del Felino :—Ella no es tuya, de hecho me gusta mucho, tanto como para volverla mi compañe..—nisiquiera pudo terminar la frase, por que Desert ya le estaba estrangulado su cuello.

—¡Aléjate de ella!

—N-no te pertene-ece — dijo con el poco aire que quedaba en sus pulmones.

—Te lo estoy advirtiendo, no me hagas romperte el cuello; porque  es este momento lo puedo hacer.

—¡Desert sueltalo! —gritó Breeze.—Flirt, deja de provocarlo.

—Ni siqu-uiera ere-es capaz de ad-dimitir que e-s tuy-a— Desert apretó su garganta.

El canino sintió como algo se clavaba en su piel. Y sólo calló.

Le habían disparado un dardo tranquilizante.

DESERT [2] (NUEVAS ESPECIES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora