59. A dormir

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Narra ____

Me levanté lo más sigilosamente que pude, para no despertar a nadie, y busqué a tientas la habitación que quería. Todo estaba negro, ya que habían apagado las luces. No veía casi nada, pero podía recordar algo de la distribución de la casa por haberla visto hace unas horas; me familiaricé rápido con ella. Comencé a palpar puerta por puerta hasta dar con la que creía que era suya. Al abrir, solo oí ronquidos que ya había escuchado antes.

- Mierda... - hablé lo más bajo que pude. Intenté enfocar los ojos, y tenía razón, era Volkov estirado en la cama, durmiendo como un bebé. Cerré cuidadosamente y me giré para entrar al cuarto que estaba enfrente, ya que estaba casi segura de que era ese.

- Jack... - susurré asomando muy poco la cabeza. - ¿Estás despierto? - terminé de entrar. Nadie respondía. Tras yo pasar, dejé todo tal y como lo había encontrado para que Viktor no nos escuchara hablar. - Pss... superconway, ¿me oyes o no? - me acerqué a la cama y la busqué con la mano para no chocar contra ella. Cerré mis ojos casi por completo para intentar ver mejor. Conway estaba sobre las sábanas, ya que las había rodado con los pies, en calzoncillos y, aunque suene raro, sin sus gafas de sol. Aproveché que estaba en el lado derecho para levantar las mantas y tumbarme a su lado. Le observaba mientras acariciaba con un dedo su pecho, admirándole.

- ¿Mmm?, ¿qué pasa? - se despertó. - ¿Has tenido una pesadilla? - tenía una voz ronca que me gustaba mucho.

- Quería pasar tiempo contigo.

- No puedes dormir, ¿verdad?

- Más o menos. - reí. - Pero también quería verte.

- Con que vienes cuando te aburres, ¿eh?. - se pegó a mi para acariciarme la espalda.

- Jack, - le corté seria esta vez. - ¿te puedo preguntar algo?

- Dime, muñeca.

- ¿Nosotros llegaremos a algo?, juntos quiero decir. - me giré para quedar mirando al techo.

- Por supuesto que sí, cuando menos te lo esperes podré decir públicamente que eres mi pareja sin que ningún capullo moleste.

- ¿Y ahora me consideras así?, ¿o hay más personas en tu vida?

- Eres la única que habrá siempre, pequeña.

- Entonces, ¿por qué nunca quieres admitirlo y te haces el duro?

- Existen muchas personas que me persiguen, y están esperando el momento exacto para hacerme daño, pero no directamente, quiero decir, tú serías uno de sus objetivos. Ellos en realidad no quieren acabar conmigo, sino ya lo habrían hecho; quieren verme sufrir, y tú serías mi punto débil. Si dejo saber a todos que eres una parte importante de mi vida, irán a por ti con tal de hacerme sufrir, y no pienso meterte en ello.

- Jack... - seguía hacia arriba.

- ¿Qué?

- Te quiero...

- Yo también te quiero. - se giró para colocarse sobre mi y unir sus labios con los míos. Mientras más lo hacía, más apasionado se volvía. Tenía ansias, de mi, de nosotros. Se percató de que yo solo llevaba unos pantalones cortos algo sueltos y una fina camisa que no dudo en quitar, como si pudiera arrancarlos. Sentía su fría piel entrando en contacto con la mía. Cada vez quería más de mi, fundirnos, sentirme lo más cerca posible, así que lo hizo sin más, culminando la noche de la manera más bonita que podía haber terminado: dos cuerpos, sobre un mismo colchón, envueltos en una capa de agua, juntos, de la mano, conectados, abrazados. Fue la forma más hermosa de dar las doce, descansando sobre la persona que esperas que no se vaya.

La sobrina de VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora