30. Amigos

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Narra ___

- Hay que entrar.

- ¿Así, sin más? - me miró Jack, sin entender lo que le había dicho.

- No, hombre. Claro que no. Tú eres el superintendente, ahora te toca a ti. - me acerqué y le acaricié el pecho muy despacio.

- Es tu momento de lucirte, muñeca. Aprovéchalo. - habló intentando no parecer nervioso.

- Eso era lo que quería oír. - puse cara de victoria. - Enciende la radio.

- Tampoco es que te deje darme órdenes, bonita. - se quejó mientras la encendía. Yo hice caso omiso a sus palabras.

- Volkov, baja. Vamos a reunirnos aquí, detrás del edificio. - al poco tiempo apareció corriendo.

- ¿Cómo entramos? - venía con pistola en mano.

- Hay dos opciones: podemos negociar, o engañarles para que piensen que lo hacemos, mientras les asaltamos por la parte trasera, pero teniendo en cuenta que tienen rehenes, no creo que sea muy sensato, podrían recibir una bala perdida.

- ¿Alguna idea de cómo pueden estar posicionados? - pidió Conway mi opinion.

- Si son idiotas, estarán todos pegados a la puerta principal con los secuestrados sentados a su lado, pero si son más listos, tendrán al negociador al frente, y el resto del equipo en un cuarto trasero, junto a los inocentes. Tengo un plan, pero necesito que confíes en mi.

- ¿Qué se te ocurre? - siguió mi tío.

- Una persona debe acercarse a la puerta a negociar, así podrá contar cuántas personas hay ahí. Parece que son un grupo grande, así que se informará por radio el número de sujetos de la entrada, y los otros dos agentes, entraremos por la parte trasera a abatirlos, mientras el otro distrae al idiota - señalé la puerta con la cabeza. - ajustando su huída para que piense que va solo y no hay más policías. Actuaremos por sorpresa.

- Perfecto. - afirmó Conway. - Volkov, ¿negocias tú?

- Por supuesto. - perdimos a este de vista. Solo supimos de él cuando comunicó que había un solo intermediario. Debía entretenerlo lo máximo posible.

- ¿Entramos ya?

- Detrás de usted, abuelo.

- ¿Cómo que abuelo? - se enfadó.

- Ya estás mayor para estos atracos. - reí. Me ignoró y caminó delante de mi. Abrió muy despacio la puerta de atrás, que daba al callejón, y disparó sin darles tiempo a reaccionar. Redujo a los dos que estaban allí, sacamos a los rehenes y avisó al resto de la malla para que vinieran a recogerles.

- Espera un minuto... - susurré.

- Ya no te puedes echar atrás. ¿Qué pasa? - me metió prisa mientras apuntaba al frente y revisaba la habitación.

- Yo los conozco...

- ¿Y qué significa eso?

- Que como vean que ahora trabajo para vosotros, se lo contarán a... El Calavera. - bajé el tono.

- O sea, que son tus amigos, ¿no?

- Algo así. - di un toque a uno de los cuerpos con la punta del pie.

- Ven, ponte detrás a de mi.

- ¿Para qué?

- Fingiremos que estás detenida, que te pillamos antes de venir. Déjame ponerte las esposas y dame el arma. - me las colocó y entró a la habitación central, donde se encontraba el chico con el que aún estaba hablando Volkov. El superintendente le disparó a una pierna y esté cayó al suelo. Mi tío entró y le ataron las manos, pero mientras lo hacían, a pesar de su dolor, me reconoció.

- ¿____? ¿Eres tú? ¿Qué coño haces con estos?

La sobrina de VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora