31. Fingiendo

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Narra ____

- S-sí, soy yo. A mi también me han cogido, tío. Me pararon antes de venir a la joyería. - reí nerviosamente enseñando las esposas.

- La leche, hacía muchísimo que no te veía. - sonrió desde el suelo cambiando la cara extraña de antes, pero con dolor aún en ella por el balazo.

- Y yo a ti, Álvaro. ¿Cómo está mamá García? - así llamábamos a su madre. Indirectamente, le estaba chivando a Conway su nombre y apellido para que buscara sus antecedentes, pero pareció no entenderlo porque, a pesar de oírlo, salió a buscar al auxiliar de la ambulancia.

- Bien, sigue dando guerra. - respondió informal. - ¿Y tú?, ¿sigues trabajando con el jefe?

- No. Desde que lo detuvieron, cortamos relaciones.

- Qué pena, porque dicen que está planeando su retorno. ¿Sabes algo sobre eso? - y, por fin, Jack llegó y comenzó a poner interés en nuestra conversación.

- No, no sabía que planeaba volver al mundillo. - dije en un tono alto por si no había oído lo que murmuró el chico.

- Basta de hablar. Al coche. - se dirigió a mi, ya que me tenía que tratar como a alguien que acabara de atrapar robando para que fuera creíble. Salí caminando delante de él, en dirección al patrulla, mientras Álvaro se quedó allí tirado, siendo atendido por el médico.

- Deberías avisar a Volkov del plan, a ver si va a pensar mal de mi al verme así. Bueno, dudo que pueda decepcionarle más aún - le susurré.

- Y tú deberías dejar de gritar para que escuche la conversación. Yo siempre estoy ahí, aunque no esté, lo oigo todo. - soltó una pequeña carcajada. - Y ya lo sabe, preciosa.

- ¿Preciosa? Eso es nuevo. - sonreí de lado.

- Muñeca, dije muñeca.

- Ya, claro. - hablé victoriosa. - Y a ver si aprendes a que te hablen en clave, que te estaba diciendo su nombre completo.

- Lo sé, pequeña, pero ya sabía quién era. - Me abrió la puerta del coche, invitándome a subir, ya que yo seguía con las manos amarradas.

- ¿No me vas a cachear? - dije con voz suave.

- ¿Quieres? - arqueó las cejas y separó ligeramente los labios, dejando ver sus dientes.

- Podría estar bien. Nunca lo has hecho.

- Ponte en la pared. Manos arriba y las piernas en V. - indicó. Me soltó las muñecas y eso hice. Comenzó a palpar mi espalda y cintura.

- Creo que encontrarás algo sospechoso si bajas un poco más las manos. Quizá un arma, no lo sé. Averígualo. - le di vía libre. Bajó sus manos hasta mis laterales y esperó un poco, como pidiendo permiso.

- Estás cerca. - colocó las manos en mi trasero y lo manoseó.

- Y, ¿esto qué significa? - habló Volkov, en un tono alto, entrando en escena. Jack, automáticamente se separó de mi y se subió al coche sin decir nada. Yo me separé de la pared.

- No sabía que ahora se cacheara así. - me observó por encima de las gafas. Le miré entrecerrando los ojos, con cara de dolor y culpabilidad. - En casa hablamos. Ha sido una noche muy larga, y entre tu aventura con tu jefe, y este atraco, mira la hora que es ya: es mi hora de entrar a trabajar. Te voy a dejar en casa y yo voy me voy con el Superintendente a comisaría.

- ¿No vas a dormir ni comer?

- Afirmo.

- Pues yo también voy contigo.

- Ni de coña. Tú, a casa, que bastante has hecho ya por hoy.

- No quiero.

- No seas niña.

- Por favor. - puse cara de cachorro. - Duermo en el sofá de las oficinas del segundo piso y cojo algo de comer de las máquinas expendedoras.

- Sube al coche, hablamos por el camino.

La sobrina de VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora