1. Bind'wk le

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Capítulo 1

M A T I S S E.

Voy caminando por los pasillos en la oscura noche, siempre me gustó hacerlo. La oscuridad es parte de mí, la oscuridad es mi más grande compañía.

Pero como todo lo bonito se acaba, veo como encienden las luces de los pasillos. Mi vista automáticamente se dirije a una ventana y noto que ya amaneció.

¿Cómo no me di cuenta?

Sigo caminando hasta que llegó ala habitación 607, mi habitación.

Al entrar noto ala única amiga que tengo en este lugar, Emery. Ella me ha apoyado desde que tengo de conocerla y eso es; toda la vida. Para mí, es mi única familia.


Noto que esta respirando lento, está profundamente dormida. Así que me le arrojo encima para despertarla. Ella al sentir el impacto, abre los ojos asustada y suelta una maldición.

Es imposible no reír.

—¡Buenos días señor sol! —Exclamo entre risas.

Ella me hace mala cara y me saca el dedo corazón.

—¿No has dormido de nuevo, Mati? —Me regaña.

Solo sonrío y ella entiende.

Es casi imposible que yo pueda dormir en este orfanato basura. No soporto vivir las pesadillas en mi realidad, mucho menos las pesadilla cuando duermo.

—Ya sabes como son las cosas. —Es lo único que digo.

Ella abre la la boca dispuesta a seguir la conversación, cuando una voz en el megáfono se escucha.

La rectora.

Buenos días jóvenes, esperando que esten bien vengo a darles un pequeño comunicado — hace una breve pausa—. Como es costumbre cada vez que viene alguien nuevo lo recibimos con una gran sonrisa y todos presentes. Así que por favor a los de tercer código, bajar alas 8:00 Am ala cafetería, nos vemos dentro de pronto. —Finaliza el comunicado.

Joder, yo soy del tercer código.

En esta basura de orfanato los edificios están divididos en tres partes. Sí, así de ridículo.

Código uno: los más pequeños.

Código dos: los más tranquilos.

Código tres: nosotros, "los no queridos".

Los del código tres son los que ya están por cumplir la mayoría de edad y nadie quizo adoptarlos, sí, así de triste.

No es mi caso, varias familias quisieron adoptarme pero no podía dejar sola a Emery en este lugar. De ninguna sola manera lo iba a hacer.

—Como que tenemos que bajar —escucho que me dice Emery.

Asiento con la cabeza.

Ya ni modo. ¿Qué más podemos hacer?

Me doy una ducha larga y tranquila hasta que Emery me saca jalada.

Esta niña a veces exaspera.

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