5. Mi Oscuridad

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Capítulo 5

A L L E N.

Soy la persona con menos suerte en este jodido mundo, sí, eso soy. Todo ha cambiado de manera tan rápida y me está volviendo completamente loco, porque yo soy la persona que más se controla en este mundo y ahora resulta que mi control se va ala mierda por una..., ¿niñata? No, no eso es imposible.

Por eso jamás quise tener un alma gemela, jamás quise creer en esa basura. Porque es eso; basura.

¿Por qué el destino tiene que decidir por mí? ¿Por qué tiene que decidir a quien debo querer?

Pues que adivine el jodido destino, que se joda. Nadie va hacer que yo quiera a esa niñata, nadie.

El único maldito problema aquí es que cerca de ella me vuelvo un enfermo, en toda sus letras.

Cerca de ella no puedo controlarme.

Cerca de ella no tengo razón.

Cerca de ella soy un muy diferente Allen.

Y me enoja, me enoja saberlo y no intentar hacer nada, me vuelve loco.

Cuando la vi con mi hermano me volví un completo animal, no me acuerdo ni que palabras dije, el instinto animal me controló por completo.

Pero no confío en el imbécil de Keanu, ya me la jugó una vez y después de ello, no confío ni en mi sombra.

No sé cual es mi problema más grande; Keanu o Matisse.

Pero creo que ya se la respuesta, porque aquí estoy... siguiéndola como un tremendo idiota.

La tomo del codo y la jalo hacia mí, ella rápidamente se gira quedando a centímetros de mi rostro.

—¿Por qué le pediste ayuda a él? —pregunto mientras observo sus preciosos ojos.

Noto cómo traga saliva.

—Él se ofreció. —responde mientras safa su brazo.

¿Le molesta que la toque? Pues a mí me molesta su sola presencia.

Bufo

—Mati... —empiezo a hablar pero un ruido hace que nos sobre saltemos.

Veo hacia donde proviene el ruido y entonces los veo.

Tres hombres que no me dan muy buena espina.

Y estoy seguro que son del Consejo Negro.

Esto me huele mal.

—Matisse Lockwood —escucho que la llaman—. Es hora de que hablemos.

Siento como la preocupación pasa por su cuerpo, el miedo, tiene mucho miedo.

—Si no vienes por las buenas, vendrás por las malas.

¿Tienen el descaro de amenazarla enfrente de mí?

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