3. Mentalmente

4 0 0
                                        

Capítulo 3.

M A T I S S E.

Estoy realmente frustrada. No he dejado de pensar en todo el lío que se armó ayer.

Lo único bueno que ha salido de todo esto es que Emery y yo nos iremos de este maldito infierno. En serio que quiero irme lejos.

Aún no se donde nos llevará Allen, pero esperamos que sea un lugar... un poco normal.

Son las cuatro y media de la mañana, terminado de alistar nuestras cosas. La verdad estamos más que listas para larganos de este maldito lugar.

Escucho unos golpes en la puerta de mi habitación y con una sonrisa me dispongo abrir ésta. Al hacerlo mi estómago se contrae.

Allen.

Él me observa unos segundos antes de aclararse la garganta. Menudo estúpido.

Me giro y él me toma del codo, siento un hormigueo en esa zona.

Y me molesta.

Jalo mi brazo y lo miro con fastidio.

—No me toques. —digo entre dientes.

Él asiente y traga saliva. Se mira como si estuviese apenado.

—Solo quería pedirte disculpas. —escucho su voz a mis espaldas.

—Disculpas aceptadas. —digo y me adentro a terminar de ordenar las maletas.

«En serio lo siento. »  Escucho su voz de nuevo.

Me giro rápidamente para ver a Allen pero éste solo me mira serio. Como si no acabase de decir esas palabras.

«Nadie me escucha, solo tú. »  vuelvo a escuchar su voz y me sobre salto.

¿Cómo me está hablando?

«Mentalmente. » Responde.

¿Cómo mierda? Esperen...

¿Me está escuchando?

Fijo mi vista en él y noto que tiene una media sonrisa en sus labios.

«Las almas gemelas pueden conectarse mentalmente, pense que era mentira pero ya veo que no.»

Santa mierda.

«Ese vocabulario niña.»

Joder, ¡que se salga de mi cabeza!

Lo miro con fastidio.

—Basta. —pido.

Emery me voltea a ver confundida.

Rayos, olvidaba que sólo yo lo escucho.

Mierda.

Agacho mi cabeza y termino de meter mis cosas en la maletas en silencio. ¡Maldito, Allen!

Cuando ya hemos terminado nos dirigimos ala puerta que da al patio, esta bastante oscuro todavía, y eso nos asegura que nadie está afuera, cosa que agradezco.

Llegamos justo donde está un gran muro y lo miró con incredulidad; ¿en serio hay que subir? Me da mucha pereza.

Emery voltea a ver a Allen.

—¿Cómo subiremos ahí?—le pregunta.

—Sube, yo te voy a impulsar hacia arriba. —le responde Allen.

Emery asiente, y empieza a subirse, Allen la toma de los tobillos. Y no se si ocupo fuerza o magia, pero con una gran agilidad la impulsa hacia arriba y queda en la punta exacta del muro.

La Elegida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora