La Elegida

8. Ella Es

Capítulo 8

M A T I S S E

La verdad es que mi cerebro es un completo caos, no se porque razón estoy mas confundida, si porque Allen dijo que yo era su chica o porque medio mundo de Wilches me anda buscando.

No entiendo si es normal esto; que gente extraña ande buscando a los recién llegados.

Y ahora me pregunto... ¿Quién carajos es Lucio Drew?
¿Será que Allen lo conoce?

«¿Quién es Lucio Drew?» Le pregunto mentalmente a Allen.

«Alguien que no dejaré que te toque. » Responde simple.

Joder, he quedado más confundida que antes.

—Querida —dice el desconocido—, como se que no vendrás conmigo te dejaré un simple mensaje —se acerca pero Allen se posa enfrente de mí—, ya que tu protector o lo que sea de ti no quiere que me acerque, te lo digo desde aquí...

» Cuando cumplas dieciocho años, tú tienes que cumplir una profecía, así que; entrenate y prepárate nena, lo necesitarás.

¿Qué? ¿Qué profecía? ¿Qué mierda está sucediendo?

No sé que carajos sucede en este lugar. Se supone que vine aqui a conocerme, a mejorar como bruja y hasta como persona, no para que gente extraña ande buscándome, me siento acorralada, no es normal esto, no lo es.

Yo vine por algo común y normal, ser alguien como todos ellos, una gran bruja como Allen, ser paciente y amable como Keanu, ser más humana como Emery, ser linda como Clarisa, quiero algo como los que ellos tienen; normalidad.

¿Es tanto pedir?

No, no lo es, al menos yo dejara que alguien lo fuera, necesito paz, decidir por mí, no quiero que nadie elija mi camino, mi pareja, lo que haré o no, lo quiero decidir yo... nadie mas.

Así que me voy a entrenar porque yo quiero, voy a tener una pareja que no sea Allen, porque yo así lo deseo, voy a escribir mi propia historia, no necesito que el jodido destino lo haga.

Porque así lo decido yo, porque soy una maldita hija de puta que logrará todo lo que se proponga, como sea.

Así es señores, Matisse Lockwood será la puta ama de este maldito lugar, haré de esto algo normal para mí.

Porque así serán las cosas; primero yo y después yo.

Siento como me toman de los hombros y salgo de mis pensamientos.

—Mati, ya se fue, solo es un idiota siguiendo a otro idiota. —dice Allen suspirando.

Verlo de enfrente hace que me dé cuenta que es el ser más precioso de este puto universo, tiene la fortaleza y hermosura de un maldito dios, es un dios, es perfecto hasta cuando intenta no serlo.

No lo conozco de nada, es más, ni lo considero mi amigo, pero si sé que la conexión que tengo con él es otro nivel, es una locura, siento mucho por él, me atrae, me llama, me encanta hasta puedo decir, ¿a quien no? Sus ojos hacen que te pierdas en ellos, su piercing en el labio hace querer besarlo... de nuevo, sus besos hacen que pierdas la poca cordura que tienes, su rostro está en un maldito pedestal, por lo menos para mí.

Su altura te aterra pero te gusta, su mirada seria y perdida hace que tengas ganas de buscar algo más que eso, su sonrisa hace que vueles al cielo, sus hoyuelos son la firma que es algo más que problemas y seriedad, su forma de ser te llena, te consume.