12. Lobito

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Capítulo 12

M A T I S S E.

Voy siguiendo al mentado "Licántropo", y es tonto lo sé. Pero él me relajo cuando estaba furiosa, quizás en verdad quiere ayudarme, yo espero que sea así. Porque no me gusta decepcionarme de las personas, odio esa sensación, y espero que este chico —del cual aun no se su nombre—, de verdad me ayude.

—¡Oye tú!—Le grito—. Creo que ya nos alejamos mucho, mis pies ya no resisten dar ni dos pasos más.

Este se ríe.

—¡Si que eres exagerada!—Ríe—. Solo un poco más.

Asiento y sigo caminando con una mano en mis costillas.

La verdad es que ese "poco más" se hizo un "poco montón". No entiendo como sigue caminando sin tener ni una gota de sudor. Yo creo que dentro de unos minutos más caeré al suelo por una fuerte insolación.

Es verdad, estoy peor que un puerquito en una carrera de un metro. Además, nunca en mi vida hice ejercicio; quizás porque nunca lo necesité, pero este chico me está haciendo caminar lo que no caminé en casi dieciocho años.

Eso es... triste.

—Llegamos. —Escucho que dice.

Al escuchar esa palabra casi me arrojo al suelo de rodillas a agradecer ala madre tierra por llegar al bendito lugar.

¡Bendito lugar!

Inspecciono el lugar y es... precioso, es el mismo bosque pero con una gran hermosa cascada, es gigante y muy ruidosa, pero es un ruido tolerable y un poco... relajante.

Noto que el misterioso chico se mete en una cueva de roca y lo miro anonadada, ¿me tengo que meter ahí? Oh, no, me da miedo.

¿Y si hay animales? ¿Fantasmas? ¿Algo tenebroso?

—Entra—grita desde adentro. Escucho un eco, y eso me da escalofrío.

Santo brujo celestial, no me dejes morir con ese desconocido.

Me acerco a paso lento y entro ala roca, cueva, o lo que sea. Mientras más voy caminando más miedo me da, esta a oscuras y el desconocido ni habla. Y eso me da mas miedo aún, ¡un desconocido! Ojala no me desee lastimar o algo peor.

Voy tan sumida en mis pensamientos que no noto cuando choco con una espalda fornida.

—Auch—digo sobándome la frente.

—Eres torpe, deberías ver al frente–dice con una ceja enarcada.

Bien, veamos estos puntos.

*Esta guapísimo.

*Esta bueno.

*Y es estúpido.

Bueno..., al menos su cara bonita arregla lo estúpido.

—Como digas, lobito. —sonrío.

Él me devuelve la sonrisa.

—Bien, brujita.

¿Brujita? Daw, que apodo más apestoso.

Se sienta en la orilla que da con la cascada, e inevitablemente me siento junto a él, este lugar es de los más lindos que he visto, y bueno... eso es casi nada.

Ya que... vivía en un orfanato.

—Este lugar es... precioso. —le digo al desconocido.

Él asiente mientras noto que saca una cajetilla de cigarros. Saca uno y se lo lleva a los labios para encenderlo.

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