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Llegando al local tomaron las órdenes de ambos chicos –¿Qué tal te fue con Willy?– el primero en preguntar fue Rubén, Vegetta pensó en como poder cambiar el tema, pero tarde o temprano debía decirle –No muy bien– respondió fijando su mirada en sus juguetonas manos –¿Paso algo malo?– volvió a preguntar Rubén –No se si pudiera clasificar así, pero no me gustó– dijo volviendo a mirar al castaño, quien estaba expectante a la respuesta –Si no quieres no me lo digas– informó el menor –Yo si quiero, debo– dijo la última palabra susurrando –Soy todo oídos, si tú lo prefieres– dijo sonriendo tomando las manos de Samuel para que dejarán de moverse –Gracias Doblas– sonrió sintiendo la calidez del agarre –No se dan, De Luque– respondió el menor –Lo que pasa es que cuando nos reunimos le pregunté que era lo que quería hablar conmigo, y sinceramente no sé que le pasó por la cabeza y me dijo que me quería, que era un idiota, que iba a cambiar y que volviera con él– dijo exagerando un poco sus movimientos –¿Y tú le dijiste...?– espero a que su amigo complete la oración –¡Que no! Obviamente, es decir, como cree que después de tanto dolor causado por él, voy a querer sufrir lo mismo– el tono en qué lo dijo fue fuerte, y asustó un poco al híbrido, quien se contrajo al escuchar el griterío –Lo siento Rub, no quise asustarte, soy realmente idiota– se disculpó, en ese mismo instante vino el mesero con sus órdenes, para luego irse dejándolos nuevamente solos en un silencio algo incomodo –¿Sabes? Willy me dijo algo hace un par de días– dijo sonriendo sarcásticamente –¿Qué te dijo?– preguntó curioso, ¿por qué Guillermo hubiera hablado con él? –Nada muy importante– aunque ya se habían besado, incluso lo habían hecho; pero Rubius aún tenía un poco de miedo de no gustarle como hacía él; Vegetta suspiró ya que no era la primera vez que el castaño lo dejaba con la duda pero sabia que aunque le preguntara, no respondería; el almuerzo transcurrió con normalidad, hablaron menos que otras veces, pagaron e inmediatamente salieron del local para ir a la casa del mayor.

–Doblas...– habló el moreno rompiendo el incomodo silencio que se había formado –De Luque...– respondió con el mismo tono alargado que el pelinegro había usado –¿Quieres cenar mañana conmigo?– preguntó sin rodeos esperando una respuesta positiva a su propuesta –C-claro, desde luego– respondió nervioso,no sabía lo que se venía –Vale, ¿Quieres ir a minar conmigo? te podrás llevar la mitad de lo que encontremos– propuso el mayor sabiendo que era una oferta imposible de rechazar –No– su plan se vino abajo –Estoy cansado, ¿Podemos ir a dormir? por favor– pidió el castaño moviendo ligeramente sus ojeras –Por mi esta bien, no prometo dormirme, pero te acompañaré– dijo saliendo del bosque que conducía a su casa.

Ya una vez dentro fueron de frente a la habitación del moreno, era una tarde algo fría y se fueron a arropar bajo las mantas de la cama, empezaron a hablar de lo primero que se les ocurría, desde las historias de las cicatrices que tenían, hasta el proceso de la fotosíntesis; sea cual sea el tema, se sentían cómodos hablando, Rubén empezó a sentir más frío, y el moreno lo noto, empezó a rodear el cuerpo pálido con sus fuertes brazos, ambos estaban medio adormilados generando el calor con sus cuerpos juntos, Vegetta empezó a acariciar los cabellos del castaño quien estaba arrullándose al tacto –Descansa chiqui, yo estaré cuidándote– dijo antes de que el otro cayera dormido.

Pasaron las horas y ya era media noche, ambos se habían quedado dormidos, pero por él hambre el menor despertó con el estómago vacío –Hostia, ¿Qué hora es?– se preguntó en un susurro a si mismo "12:46, que hambre" pensó antes de girarse para ver a la persona a su lado "Te ves tan tranquilo" le gustaba verlo dormir, sobre todo porque su brazo seguía rodeándolo, lo apartó cuidadosamente para bajar por algo para comer llevando algo también para el pelinegro quien aún seguía dormido –De Luque– susurro en su oído moviendo un poco su hombro –mgh– musitó –¿Qué pasa?– preguntó con los ojos cerrados arrastrando las palabras –¿Tienes hambre?– preguntó el castaño ocultando lo que había llevado –Mmm, si un poco– mencionó levantándose para medio sentarse en la cama, siguiéndole el híbrido sentándose a su costado mostrando lo que traía –Traje para compartir contigo– dijo sacando el panetón que tenía el pelinegro –Cabezón pero si eso es mío– río tomando un pedazo del bizcocho –La intensión es lo que cuenta– dijo mordiendo un poco, apoyando su cabeza sobre el hombro opuesto, Samuel se sorprendió por la acción, pero recostó su cabeza sobre el de el un segundo como aceptando el gesto –Gracias por dejarme dormir– hablo el menor –Hablando de eso, ¿Qué hora es?– preguntó volteando a mirarlo –Muy tarde Vegettita– el pelinegro sonrió por el tono en el que lo había dicho –¿Quieres ir a ver estrellas?– propuso ya que sabía que era de noche –Siii– se levantó de golpe empujando por accidente al moreno –Perdón, no quise hacerlo, seguro ya no querrás ir a ver estrellas– se disculpó mirando al suelo, era como un niño arrepentido, cosa que le pareció muy tierna al mayor, y como no había sido algo tan grave, se lo paso –Anda, vamos que se hará de día– dijo ignorando lo que había pasado instantes antes –¿En serio?– él creyó que se iba a molestar –Pues claro chiqui, ya vamos– dijo antes de coger el panetón y unas mantas para quedarse allá.

No Todos Son Héroes [rubegetta] Cancelada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora