O5 : NEEDY, CLINGY SEX

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Ahí estaba él, temblando de pies a cabeza mientras sentía como un fuerte calor se hacía presente en su rostro, su respiración salía pesada, al mismo tiempo que rápida por su nariz, en un intento vago por guardar la calma. Estaba ahí, tratando de ignorar todo aquello que estaba aturdiendo a su noción, a sus sentidos... Los cuales se agudizaban, su oído captando cada sonido lejano, sus ojos con pequeños destellos de colores y negros por producto de esa sensación tan extraña y casi conocida para él.

Ahí estaba él, Park Seonghwa, abrazándose a sí mismo mientras intentaba calmar sus ansias, hacer como si no tuviese nada absolutamente malo recorriendo todo su ser, queriendo devorarlo, hacerle llegar a un estado en el cual no podría reconocerse a sí mismo... Estúpidos síntomas de omega en celo.

No tenían ni la más mínima idea de lo mucho que odiaba al destino por ser tan cruel, por ponerle a él como una de esas aberraciones que solamente servían para follar y criar a una nueva generación. Dios, detestaba tanto ser un omega, todo por culpa de los horribles síntomas, odiaba tener que aislarse como si tuviese una enfermedad contagiosa, para que los distintos alfas que habitaban en su mismo edificio no captasen su rico aroma controlador y deseado.

Era como un castigo, ¿Acaso fue alguien malo en una vida pasada para merecer algo así? De su boca solamente querían salir gemidos estrangulados, su vientre quemando al igual que todo su cuerpo, los escalofríos y su lubricante natural escapando y corriéndose por entre sus piernas fuertemente apretadas.

¡¿Dónde jodidos había dejado sus supresores?!

Sabía que no podía tomarlos todo el tiempo, pero el celo era algo demasiado fuerte para él, estaba solo en ese momento, igual que siempre, sin saber cómo afrontar todo aquello.

Estaba llorando, tirado en el sillón a la espera de que todo el dolor pasase, apretando los ojos de vez en cuando, al igual que una que otra oleada de un insoportable placer le recorría. Trataba de mirar ese programa de variedades, pero sus esfuerzos eran en vano. Cuando abría los ojos sentía una punzada en su interior que le hacía gritar sin poder aguantarse, era tan malo, no podía ser muy ruidoso.

Hacía tres horas le había pedido a Mingi que le hiciera el gran favor de llevarle unos cuantos supresores, porque estaba harto de que con cada movimiento su cuerpo se sintiera sofocado, el rubio había aceptado con gusto, alegando que iría lo más pronto posible.

¿Saben? Aún lo estaba esperando.

Aunque en verdad no sabía cómo es que haría cuando ese estúpido grandulón estuviese en camino. Claro, si es que algún día se dignaba a llegar.

Hasta ese punto, se sentía como un lobito asustado, demasiado agitado y deseoso de algo que no quería de verdad... Su lado animal ansiaba con eso, con tener a un alfa que saciara esa horrorosa hambruna. Seonghwa tenía las manos apretadas contra la tela de sus suaves pantalones de pijama, controlándose un poco más.

Iba a explotar, lo juraba.

¿Cuánto tiempo llevaba retorciéndose?

Seguramente todo el día, en fin, estaba sufriendo como si le hubiesen atropellado mil elefantes y un toro.

Justo a su lado comenzó a sonar el tono de llamada, su celular vibraba con insistencia y eso le ponía nerviosísimo, todo en él tembló al verse asustado tan de repente, tan... Ardiente, dios, estaba hirviendo. Literalmente aulló un gemido cuando la sensación de un orgasmo se quería apoderar de él, injusto.

En la pantalla pudo ver el nombre de ese estúpido alfa, un milisegundo en el cual, esa horrible excitación le permitió abrir sus ojitos almendrados.

-¡SEONGHWA!- Se alejó el teléfono de la oreja cuando escuchó tal grito. Mordió su boca para no soltar un quejido. -Te prometí que llevaría los supresores, pero surgió un problemita aquí y... Llevo atrapado en el tráfico como dos horas.- Su habladuría era lo de menos.

❛ OTHERSIDE。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora