Capítulo 29

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Entro de inmediato en un sueño lúcido de una intensidad asombrosa. Estoy en mi casa, frente al mar; puedo ver, tocar y sentir cada detalle de mi habitación con tanto realismo que me cuesta convencerme de que no estoy despierta. Por suerte, mi lucidez me impide olvidar que mi cuerpo anestesiado se halla a merced de una asesina que acabará con mi vida a menos que haga algo pronto. ¿Qué puedo hacer dentro de un sueño para salvarme en el mundo real?

Lo primero que se me ocurre es buscar a Hugh, pero enseguida me doy cuenta de que al estar muerto, no podrá actuar en el mundo de la vigilia.

A pesar de todo, es mi única baza y decido ir a su encuentro. Salgo de mi casa a través de la pared, sin molestarme en abrir la puerta. Al llegar al portal, giro sobre mí misma y pienso con intensidad en el escenario del asesinato de Hugh...

En un instante me veo trasladada a la siniestra Casa Abandonada. Todo está en su sitio, las paredes manchadas de hollín y el tejado destrozado. Sólo faltan Hugh y Nerys, esta última por estar despierta y ocupada en hacerme desaparecer del mundo de los vivos. Me asombra mi propia serenidad a pesar de la inminencia de mi muerte. Soy más valiente soñando que despierta. De repente oigo una voz a mis espaldas y me vuelvo con rapidez.

Es Hugo, alias Hugh.

-Sabía que vendrías -me dice a modo de saludo.

-Estoy aquí porque te necesito, Hugh. Bueno, más bien necesito a Hugo.

-Lo sé. 

Lo observo con detenimiento: es la primera vez que aparece sin su chubasquero. Lo veo con el aspecto habitual que tenía seis años antes. Me sobrecoge la idea de que estoy hablando con el mismo chico cuyo asesinato presenciamos su hermana y yo, pero el hecho de saberme dentro de un sueño me ayuda a sobrellevarlo. Además, él se comporta con tanta tranquilidad como si estuviera vivo. Si bien estoy segura de que conoce su verdadero estado, no me atrevo a hablarle de ello y prefiero ir al grano.

-Nerys me ha encontrado en el mundo real -le explico-. Me va a matar.

-También lo sé -responde-. Suelo enterarme de lo que pasa por su cabeza, aunque creo que ella mi siquiera lo sospecha. Tenemos un vínculo maldito desde que ella invadió mis sueños por primera vez.

-¿Puedes ver lo que está haciendo ahora?

-Está sentada junto a la ventana, al lado de tu cuerpo dormido, esperando a que se haga de noche cerrada antes de tirarte al mar.

-¿Qué podemos hacer para evitarlo?

-Nada -se encoge de hombros.

Su respuesta me hiela la sangre. En el fondo me la esperaba, pero oír su confirmación me produce un maremoto de pánico imposible de controlar. Estoy en la peor de las pesadillas, ya que el peligro me acecha dentro y fuera del sueño. La impotencia me provoca ganas de llorar.

-¿Qué crees que me ocurrirá cuando muera? -le pregunté-. ¿Desapareceré para siempre o seguiré aquí toda la eternidad?

-Quizás te quedes atrapada en un sueño, igual que yo, o te conviertas en un espíritu errante, como le sucedió a mi hermana Alma. A mí me gustaría la primera opción.

 Sus palabras me confirman la idea de que él sabe que está muerto y lo que le sucedió a su hermana Alma, y la idea de quedarme en su estado me produce una sensación extraña.

-Atrapada en un sueño -repito en voz alta-. Por toda la eternidad...

-Tía, no es tan malo. Yo al principio ni me daba cuenta, hasta que apareció Nerys y me lo dijo. E incluso entonces no quería creerlo. Estaba seguro de estar vivo, ya que no podía recordar el instante de mi muerte. De hecho, sigo sin recordar nada, salvo el rostro de mi hermana y una chiquilla pelirroja que me miraba con ojos aterrados. Es ahí, en la mirada de esa niña, donde descubrí la verdad que me hizo aceptar mi condición. Ya te dije que se ha borrado de mi memoria incluso el verdadero nombre de mi asesina. Por eso buscaba a esa niña, que eras tú. Quería que me dijeras quién me mató y que me ayudaras a vencerla, pero en cuanto vi que no te acordabas comprendí que también habías perdido la memoria.

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