Capitulo 01.

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❝ ― ¿Usted sabe quien soy, señorita? ❞

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¿Usted sabe quien soy, señorita? ❞

Anastasia corría por los pasillos de la empresa E-Capuano─una de las mejores empresas de Boston─después de tantos años tratando de conseguir un buen trabajo, lo encontró. Ella era la asistente del dueño de la empresa, le había costado conseguir ese trabajo y no quería decepcionar a su jefe en su primer día de trabajo. No quería ni decepcionar a sus padres, todo esto lo hacía por ellos, puesto que quería ayudarles en todos los gastos de la casa, y también quería comprarse un apartamento. Mientras corría se encontraba a muchas chicas con cuerpos bien trabajados, rubias y guapas. Ella era todo lo contrario; no se quejaba de su cuerpo, había ido al gimnasio todos estos años, pero ella no era rubia, era castaña y ella se consideraba una mujer no atractiva. Presiono el botón del elevador, miro su reloj el cual se encontraba en su brazo derecho.

5 minutos...

Las puertas al fin se abrieron, estaba nerviosa y tenía miedo, tenía miedo a que su jefe la regañara por llegar tarde, pues era un señor de sesenta años, y los señores a esa edad son muy enojados─según Anastasia─miro como las puertas se cerraron lentamente, presiono el botón que la llevaría al piso 27. El elevador paro en el piso 13, y cuando se abrieron las puertas vio a un hombre entrar. Tez blanca, ojos verdes, una barba que hacía que luciera mucho más atractivo, y vaya que en ese traje se ve aún más atractivo, todo un Adonis.

El elevador se movió bruscamente, haciendo que Anastasia cayera al piso. El hombre hizo todo lo posible por mantener su equilibrio. Cuando el elevador dejo de moverse, Anastasia intento ponerse de pie, iba a hacerlo pero el hombre la tomo de los brazos.

―Déjeme ayudarle. ―dijo el cómo todo un caballero.

― ¡Dios, qué vergüenza! ―exclamo ella.

La mirada del hombre se clavó en ella
─exactamente en sus piernas─pues al caer la falda se le subió, ella se percató de esto y bajo su falda rápidamente. El desvió la mirada.

―Lo siento, no debí hacerlo. ―se disculpó.

―No hay problema, está bien.

Acto seguido, ambos se sentaron en cada esquina del elevador. Anastasia hizo una mueca, los tacones la estaban matando; no quedo de otra y se los quito. El hombre la miraba atentamente, algo que le incomodo, ella mordió su labio inferior─solía hacerlo cuando estaba nerviosa─el por su parte, no le quito la mirada de encima.

―N-nos qu-quedamos atrapados. ―hablo Anastasia. Se golpeó mentalmente por haber tartamudeado.

―Eso parece―contesto el―. Déjame ver qué puedo hacer.

Saco su teléfono de su bolsillo y tecleo un par de números, después coloco el teléfono en su oreja.

―Luke, necesito tu ayuda.

Dime que estupidez hiciste ahora, Evans.

―No cometí ninguna estupidez. Deberían arreglar los elevadores, me quede atrapado con una mujer.

¿Qué harás ahora? ¿Cogértela? Si Lisa estuviera ahí ya lo hubieras echo, ¿no es así?

― No seas imbécil, Barber. Ven y ayúdanos a sacarnos de aquí.

Claro, estaré ahí en un par de minutos. ―colgó.

El dejo el teléfono a un lado, y miro de nuevo a Anastasia. Ella se encontraba pensativa, definitivamente había perdido su trabajo.

― ¿Ocurre algo, señorita?

─ Mi jefe va a matarme por ser impuntual.

― ¿Su jefe? Dígame el nombre de su jefe.

―Robert Evans―hablo ella, el rió.

― ¿Usted sabe quién soy, señorita?

―No. ―ella frunció el ceño.

―Mi padre ya no es el dueño de esta empresa, soy yo. Chris Evans, su jefe.

Ella abrió su boca en forma de "o". Chris sonrió por aquel gesto.

―Que tonta soy. Una disculpa señor Evans. Yo soy Anastasia Palmer, su asistente.

―Un gusto conocerla, y claro que no, no voy a matarla. ―ambos rieron.

―Me agrada escuchar eso.

―Bien Anastasia, parece que nos quedaremos por un buen rato solos en este elevador.

DIRTY SECRET ©; CHRIS EVANS [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora