Cambios, secretos y compromisos rotos.

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Ya eran dos años de ausencia...

Parecía ayer cuando tus labios oprimían los míos y me hacías promesas.

Un par de cartas llegaron después de ellas, pero al octavo mes, no obtuve más respuestas.

Él pequeño Fugaku ha crecido, a veces no estoy segura de sí ya pasó más tiempo del debido, un niño de dos años y medio que ya me logra hablar.

Al principio como cualquier pequeño fueron balbuceos, dulces y tiernos... Pero al año y medio ya se hacía entender.

Mi padre está encantado, dice que es un digno sucesor aunque lamenta su falta de Byakugan, Neji a sido un gran tío; tanto que algunas veces pareciera que él y Tenten son los padres de Fu-chan.

¿Volveras? ¿Aún nos recuerdas?

Te echo de menos, desde aquella mañana que te fuiste, la vida no fue igual.


                                                                       Hyuga Hinata. 

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-¿Aún guardas duelo?- pregunto con un poco de fastidio la Hyuga menor. -Ese bastardo ya no se reporto, seguro volvió a ser un maldito desertor.- Las palabras cargadas de rencor calaron profundo en el noble corazón de la ojiluna, pero su semblante serio no cambió.

-Debe estar haciendo algo importante Hanabi- sonrió con tranquilidad a su hermana. -Por favor no te expreses así de él, Fugaku-kun podría escucharte.- Hanabi se fastidió por la actitud de su hermana y bufó inconforme.

-Deja de defenderlo, no lo merece; quizá deberías considerar salir con Uzumaki, a pesar de todo, el sigue aquí.- aquellas palabras de su hermana, una parte de ella no pudo negar la verdad en ellas. Desde que Sasuke se había marchado Naruto había estado muy atento a ella y a Fugaku, aún cuando salía de misión constantemente, y tenía a la mitad de las chicas de Konoha tras él; no pasaba siquiera una semana sin la visita del peli rubio en la mansión de la casa principal.

Y aquel hombre tóxico que se había interpuesto entre Itachi y ella no estaba más, lejos de desacreditar al Uchiha trataba de justificar su parquedad, pero no desaprovechó el tiempo a solas con la Hyuga para reiterar su interés.

Suspiro, aquello era la cúspide de las contradicciones, tantos años tras el rubio sin resultado y ahora él iba tras de ella mientras ella esperaba con profunda lealtad al moreno.

-Kaa-san, Uzumaki-sama?- ella sabía que su hijo preguntaba si él vendría el día de hoy.

-No lo sé pequeño, recuerda que es un hombre ocupado.- acarició con devoción a su pequeño hijo y beso su pequeña frente. -¿No quieres hacer un nuevo dibujo para enviar a tu oto-san?- observo con ternura al niño que frunció el ceño.

-Iie.- negó seriamente el pequeño, que aun a su corta edad comprendía lo mal que estaba la ausencia de su padre. -kaa-san triste por Uchiha-san.- aquello le dolió, él no se refería a Sasuke como su padre, en verdad subestima los alcances del pequeño, y dolía la idea de que a tan corta edad pudiese estar albergando algún tipo de rencor.

-Se que te molesta su ausencia Fu-chan, pero Oto-san está en una misión importante y debemos ayudarle.- el pequeño le observo con sus perlas negras brillantes.

-¿Como?- pregunto ilusionado. -¿Escribió?- y aquella pregunta le desarmo, solo un poco su corazón.

-No pequeño, y eso solo significa que necesita que estemos listos, en cualquier momento podríamos necesitar pelear.- beso con cariño la coronilla del pequeño, sin notar el brillo de determinación en sus ojos...

Dama Veneno... SasuHinaItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora