Dama Veneno... SasuHinaIta

La Maldición Uchiha: Perdida.

He pasado mi vida huyendo del dolor.

Y en medio de ese escape, inevitablemente lo vuelvo a encontrar.

Amor y Odio; los sentimientos que te hacen desvariar.

Amor y Odio; aquellos sentimientos que te llevan a matar.

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Aquellos informes recibidos durante esos tres largos años eran claros, el clan Otsutsuki era algo más grande de lo esperado; algo tan grande que quizá no estaban listos para lidiar con ello.

Y ahora allí estaba su antiguo pupilo frente a él, después de años de investigación, riesgo y sacrificio con ese mismo gesto impasible que le hacía tan característico.

-¿Qué has decidido Sasuke?- ser el Hokage muchas veces le causaba grandes dolores de cabeza, aún cuando contaba con la valiosa ayuda de Nara, aquella tarea se hacía cada vez más pesada; por suerte pronto podría nombrar a su sucesor y con suerte aun le quedaría energía para estar en el frente de batalla y no arreglando tediosos papeles.

-Ya te lo había dicho Kakashi, no hay otra manera.-

-Pero, debe de haberlo; antes de irte estabas dispuesto a reclamar el contrato de compromiso y ahora simplemen...-

-Tu conoces mis motivos, su seguridad es primero; ellos vendrán por esto.- y señaló con su dedo aquel ojo oculto por el flequillo. -Será más sencillo de digerir si me mantengo lejos.- se levantó de aquel asiento donde cómodamente se encontraba minutos antes. -¿El distrito está listo?- soltó ya dándole la espalda a su sensei.

-hpm- asintió de manera automática el Hokage resignado ante la terquedad de su pupilo. ¿Tanto miedo albergaba? 

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La noche no le permitía descansar, el pequeño Fugaku se encontraba descansando en la habitación de su tía Hanabi y ella no podía sacar de su mente el gesto tan distante de Sasuke; ¿por qué intervino? ella era consciente que de él haber querido pudo haber tomado otra ruta sin mostrarse ante ella y Naruto.

¿Aún le importaba?

Se levantó con esa inquietud instaurada en su corazón y se dirigió con sigilo fuera del distrito Hyuga, necesitaba respuestas y las necesitaba ahora.

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La casa principal del distrito Uchiha había sido restaurada, aún había mucho trabajo por hacer con aquellas viejas estructuras donde antes todos sus familiares habitaron, el lúgubre pensamiento le inquietó un poco aunque cierta tranquilidad le llenó el pecho de pronto.

-Pronto me reuniré con ustedes Kaa-san, Oto-san y... Aniki, espero puedas perdonarme- aquellos pergaminos encontrados en las antiguas ruinas eran claros, sus días en la tierra estaban contados; como los días de causar terror de sus extravagantes ancestros; Ellos necesitaban un cuerpo con el suficiente chakra y los ojos correctos para poder tomar posesión de toda la energía natural en la tierra; y el único ser con dichas características en la tierra; era él.

Toda la guerra, todas las muertes, todos los sellos; todo solo para descubrir que al final la última reencarnación de Indra en la tierra sería aquella que traería la destrucción. Se sintió un poco miserable al comprender vagamente los fines de la Diosa conejo, ella estuvo evitando este suceso todo este tiempo, y estaba convencido que su manera no era la forma correcta; pero el perseguir sus ideales y salvaguardar el mundo que su hermano se sacrifico por preservar; podía ser la puerta a la destrucción.