La maldición Uchiha: Dolor

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El estado del patriarca Hyuga era delicado, pero ya había salido de peligro; aquello era preocupante, Naruto había ido tras Hinata con Sasuke a su lado; a su equipo se había unido Shikamaru y Sai; pero aparentemente el rastro hacía la pequeña Hyuga era bastante difuso.

-Él iba tras Hinata-chan- soltó de pronto Naruto quien compartía el ave de tinta con Sasuke.

-Lo sé- su mente era un caos, ¿No era a él a quién buscaban? ¿Eran los mismos Otsutsuki que vendrían a la tierra dentro de unos meses? Todo era confuso en aquel momento.

Llegaron a un extraño templo y todos siguieron a Hinata quien tomaba la batuta de la misión con extrema determinación, ella podía seguir a su hermana quien fue dejando tirados los dijes de una preciosa pulsera que Hinata le había obsequiado por su cumpleaños, en verdad era una jovencita astuta.

Ingresaron a ese enorme templo, y en el centro de él encontraron una especie de lago; el byakugan se distorsionaba en aquel punto todo parecía muy sospechoso pero debían seguir adelante hasta la orilla de aquel lugar llegaba la última pista hacía Hanabi.

Hinata fue la primera en lanzarse, seguida por Naruto y Sasuke, finalmente el resto del equipo se introdujo a esa extraña agua que no mojaba...

Su mente se volvio espesa y difusa; su cuerpo al contrario se sentía ligero en aquella agua espesa... de pronto vio a Naruto; allí estaba el brillante sol de Konoha de nuevo iluminando su sombrío ser, su sonrisa le causo una corriente eléctrica por toda la columna, y le pareció que se encontraba tan sonrojada como cuando era niña y le tenía cerca, de pronto el dolor en su pecho fue insoportable; le observo persiguiendo a la pelirosa por toda la aldea y las lágrimas empezaron a recorrer un largo trayecto por sus mejillas.

Ojos rojos... sharingan.

No era por Naruto por quien lloraba; de pronto se encontraba abrazándose a sí misma con aquel triste sentimiento de la niñez presionando su pecho; la perdida de su madre, el rechazo de Itachi quien ella tanto admiraba... Sasuke.

Sasuke había estado para ella, pero ella no había sido lo suficiente para sostenerlo a él cuando más necesito de ella, vió al distante muchacho alejándose más y más de ella; pero su mirada acusatoria siempre estaba tras ella. ¿En verdad nunca le olvido? Pero ella si, ella prefirió refugiarse en los dulces ojos del rubio antes que ir tras el hombre que había desobedecido a sus mayores con tal de consolarle y hacerle sentir menos inútil.

Idiota... Hinata idiota.

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Ella le observaba con ese tierno sonrojo, luego estaba allí animandole aun cuando ningún otro había creído en él. De nuevo estaba allí, parada al borde del desmayo ofreciendole medicina que ella misma había fabricado, ofreciéndole solo a él.

Ahora era sombría, era esquiva. ¿Por que?

La respuesta le abofeteó de lleno, recordó aquel heroico sacrificio que ella había hecho por él, recordó su sincera declaración, recordó toda la ira que le embargo en aquel momento donde lo único que cruzaba por su mente era que perdería a la primer en creer en él. La única que vió más que un demonio, y le ofreció un aprecio sincero y sin miedo a prejuicios aún teniendo mucho que perder.

La vió con la mirada perdida, la descubrió por primera vez interesada en los Uchiha, en medio de un triángulo familiar que no podría jamás acabar bien.

De pronto parecía que sus recuerdos se mezclaban con los ajenos, sintió un vació inmenso en el pecho al verla sonreír desnuda en los brazos ajenos, y esos ojos inyectados en sangre observando profundamente. ¿Acaso era culpa aquello? ¿Acaso él sabía en el fondo de su corazón que Itachi reservaba a la hermosa Hyuga para su pequeño Ototo? Aquello le pareció enfermo, retorcido.

Dama Veneno... SasuHinaItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora