Perdida | 5

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La ojijade miraba sus manos mientras estas trataban de brindarle calor a sus piernas, sovandolas repetidas veces mientras suspiros salían de su boca

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La ojijade miraba sus manos mientras estas trataban de brindarle calor a sus piernas, sovandolas repetidas veces mientras suspiros salían de su boca. Hacia frío a fuera, lo comprobó cuando dio un paso fuera de su casa, por suerte no había sido tan idiota como para salir sin un abrigo...y además se había colocado pantalones, aunque estos se los hubiera puesto para ocultar ciertas marcas y no por el frío.

—¿Hace mucho frío verdad?

La mirada de Sai era bastante reconfortante para la pelirosa, y aunque la sonrisa del pelinegro se viera bastante extraña, era más que bonita para Sakura...porque era sincera y estaba cargada de cariño y no de burla como todas aquellas sonrisas que le daban las personas en la escuela.

—Mucho —susurró un segundo después de que un suave suspiró saliera de sus labios.

—¿Te gustaría un chocolate caliente?

Los orbes jades se vieron iluminados por un brillo fugaz de felicidad que le provocó la propuesta del pelinegro, habiendo mención de lo que más amaba en el mundo. No pudo negarse de ninguna manera y se vio a si misma asintiendo con la cabeza. Ambos se dirigieron hacia un pequeño puesto en el parque, en donde una anciana vendía aquellas bebidas que Sakura tanto amaba, haciendo preferencia siempre por el chocolate antes que cualquier cosa, por el exquisito aroma con el que la señora lograba que el vaso quedará.

Sai estaba feliz y se sentía muy bien viendo la sonrisa de Sakura, y no es que sólo le hiciera compañía por lástima. Porque aunque aquella transmitiese tanta tristeza, al mismo tiempo Sai percibía cierta fuerza de voluntad y esperanza que hacía que el estar junto a ella fuera agradable. Ella de por sí era agradable, era graciosa y sabía hacerlo sentir mejor cuando estaba deprimido.

Le había tomado cariño desde el primer día en que habló con ella ...ignorando por completo todo lo que los demás decían de ella, hizo caso a su corazón encontrándose con una personalidad amigable y bastante audaz que era casi imposible de ver cuando veías a la pelirosa rondar por los pasillos con la cabeza gacha y los hombros caídos.

—Delicioso —exclamó la ojijade dando el primer sorbo.

—Como siempre —asintió el pelinegro acomodándose junto a ella en el banco en el que se había ubicado.

Sai era el único que conocía todo lo que Sakura pasaba por su padre, y estuvo tentado a llamar a la policía en muchísimas veces... pero Sakura no se lo permitía. Su padre era lo único que le quedaba, y no quería quedarse sola, por más que la compañía de su este no fuera la más agradable. Además, el pelinegronsolía escuchar como Sakura decía que en el fondo su padre la amaba, pero seguía teniendo problemas con el mismo por la muerte de su esposa y la madre de Sakura.

Obviamente para Sai eran sólo excusas, pero no podía contradecir a la ojijade.

Mientras tanto, el haría lo que estuviera a su alcance para hacerla sentir bien durante todo el tiempo posible. Porque Sakura merecía ser feliz a fin de cuentas, y no merecía todos aquellos tratos horribles de toda la gente.

Perdida - Sasusaku | AUSoulmate | [Libro 1: ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora