Capítulo 11. [ET]

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Ya habían pasado aproximadamente dos días, desde que su madre había salido del hospital y la verdad, también. Desde lo ocurrido, decidió, quizá no ignorarla, pero ser indiferente con ella. Estaban preparando el regreso al hotel pero las medidas que tenía Rubén no se comparaban a las excusas que ponía Mangel para ir más rápido.

—Creo que ya está todo. ¿Cuánto tiempo nos quedaremos? —preguntó el ojiverde mientras terminaba de guardar ropa en su mochila.

—No lo sé. Quizáh dos días. —se levantó de su pequeño escritorio y se sentó a un lado de Rubén, tomándole, con duda, de la cintura.

Sintió como una corriente eléctrica le pasó por su columna justo cuando sus mejillas se habían colorado cuando Mangel clavó sus dedos en su costado, acercándolo a él. No reaccionó. No sabía qué hacer. Si bien, tenía claro que Mangel era muy... Apresurado, atrevido. 

—Mangel... —susurró nervioso— ¿Q-qué haces?

Y como si lo hubiera descubierto tratando de robar, se sorprendió y quitó su mano.

—Lo siento... Y-yo no quería...

—No querías pero lo hiciste...—dijo muy seguro. Y se abalanzó encima de Mangel, dándole un gran abrazo, como de... ¿Amigos? Se sintió tan bien cuando otra vez pasó sus brazos por su cintura, apretándolo contra él.

Mangel respiró hondo cuando tuvo a Rubén entre sus brazos, y puso su cabeza entre el cuello de su compañero haciendo que soltara una ligera risa. ¿Ese era su punto? ¿Las cosquillas? Cambió rápidamente de lugares poniendo abajo a Rubén.

Aquella persona que viera eso hubiera malinterpretado todo.

Empezó a tocar partes que él pensó que eran clave, las costillas, el cuello. 

—No no no Mangel... ¡Cosquillas no!

— ¡Yo no sabía na'!

Y todo pasaba en cámara lenta, como se divertían, como rozaban a propósito sus manos al caminar para bajar a cenar, como se sonreían, como sus miradas delataban lo cómplices que podían llegar a hacer.

Habitación 163. (Rubelangel) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora