1-Callejón Diagón

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Estaba intentando llegar al..¿Cómo le dijo esa señora de sombrero extraño? Callejón Diagonal o algo así, no es que sea muy bueno recordando nombres.

Joshua estaba en camino a comprar sus nuevos útiles y uniforme luego de recibir la visita de la directora de la escuela, quien fue mil veces más amable de lo que todo su entorno lo fue con él durante toda su vida y le explicó sobre el que ahora sería su mundo. 

Obviamente salió solo, tuvo que esperar a que nadie esté en casa por la mañana para salir ya que debía esperar a que todos terminaran de desayunar. Aunque estaba siendo algo difícil entender a donde debía dirigirse, las indicaciones que la señora con apellido de gato le dio no eran tan claras para el chico. 

Haber convencido a sus padres de que lo dejaran salir no fue tarea complicada, no les interesaba tanto que sucedía con él. Se sentía mal por eso pero no dejó que lo atormentara, sería un gran día.

Vagar por las calles de Londres es un tanto peligroso si no es que mucho, la gente solo pasaba de largo y nadie le prestaba atención así que era un alivio.

Vio una extraña taberna cuando pasaba por una avenida del otro lado, entraba gente con ropa extraña del siglo XII o quién sabe cuando. Decidió probar su suerte y entrar, si le sucediá algo entonces habrá sido una no tan buena vida.

Adentro era más extraño aún, habían personas esparcidas por el local bebiendo y comiendo platillos que jamás supo de su existencia y habían seres raros que le dieron miedo sentados en las esquinas más oscuras jugando un juego de cartas explosivas.

No eran tan alto, así que tuvo que pararse sobre una butaca de la barra para hablarle al que parecía ser el dueño del lugar, después de estar minutos pensando e intentando tomar valor para preguntar.

—Disculpe...

El otro parecía estar ocupado aunque no había nadie parado al lado de él esperando. 

—...Hola—solía ser algo tímido y de timbre bajo, pero esta vez el hombre le prestó atención.

—¿Deseas algo, pequeño? Hoy tenemos sopa de riñones. 

...¿sopa de riñones? 

—No quiero comer nada, gracias, quería preguntarle si sabe sobre un callejón, callejón diagón.

—¿Primer año y vienes solo? Que vergüenza de padres--el hombre se veía algo frustrado, ¿qué clase de padres dejaban a su hijo comprar solo sus cosas cuando iría a su primer año en Hogwarts?—Ni siquiera lo vienen a dejar, tan irresponsables, por un hipógrifo, hasta Harry Potter tuvo a Hagrid acompañándolo cuando vino la primera vez.

—Bueno, es mi primera vez sabiendo de esto y solo quiero saber cómo llegar ahí. Soy el único mago de mi familia y mis padres no sabrían cómo llegar—no tendría que decir nada de ellos ni dar explicaciones a extraños, pero ya que.

—Muggles, ya lo suponía. Ven conmigo, la entrada está atrás—en verdad que no entendía de qué hablaba ese señor pero solo se dedicó a seguirle.

Fueron a la parte trasera del local y pararon frente a una pared de ladrillos, ¿lo llevó ahí para matarlo y hacer su sopa de riñones? No parecía haber un callejón.

Todo fue más claro cuando Tom, quien le dio su nombre mientras iban hasta ahí, sacó un palo de madera que reconoció como una varita de esas que habían en los libros de cuentos de su hermana y tocó con ella la pared haciendo un movimiento que no entendió tanto por la emoción. 

—Bienvenido al Callejón Diagón, chico, te acompañaría pero tengo bastante trabajo. Cuando tengas que salir solo toca la pared y se abrirá, ten una compra exitosa—se despidió.

Quidditch y Encantamientos•SEVENTEEN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora