5-En el Expreso de Hogwarts

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Lo primero que hizo fue buscar un compartimiento vacío, pero al parecer ya todos estaban llenos. Estaba en la búsqueda de uno no tan ocupado, con la esperanza de encontrar a Jeonghan puesto que este le había prometido guardarle un asiento cuando llegara.

Justamente iba pasando al lado de un compartimiento cuando escuchó una voz conocida llamarlo.

—Joshua, ¡Por aquí!—era la persona en quien estaba pensando hace unos segundos.

Seguía tan bonito y radiante como la primera vez que lo vio.

Entró al lugar tímidamente al percatarse de que había otra persona, un niño de cabellos oscuros y ojos traviesos que lo miraba sonriente.

—Un gusto, soy Seungcheol—saludó este.

—Joshua—dijo, pasándole la mano.

Todo se habría puesto incómodo si no hubiera sido por el otro niño, que esperaba pacientemente (no tanto) a que terminaran de presentarse para empezar a hablar y a atacarlos con preguntas.

Pronto en la última media hora descubrió más sobre sus dos nuevos amigos, Jeonghan y Seungcheol se conocían desde hace mucho tiempo porque sus familias eran amigas, y le contaron todo lo que sabían sobre Hogwarts y de los acontecimientos históricos que sucedieron en aquel lugar que parecía ser tan maravilloso como su nombre lo indicaba. Supo sobre la última guerra que aconteció cuando los tres apenas tenían 3 años, sobre las historias del colegio y las tragedias que ocurrieron allí que las familias de ambos chicos y prácticamente todo el mundo mágico sacaba a tema de vez en cuando. Aprendió sobre las 4 casas y sobre las personas importantes que pertenecieron a cada una de ellas, de quien más se asombró fue de un tal Harry Potter y su historia. 

El camino hacia el colegio parecía ser eterno, hablaron de absolutamente todo lo que podían a pesar de que al principio parecían estar algo tímidos y con vergüenza. La vista era hermosa, y el ambiente era muy bueno, el pequeño nacido de muggles no podía sentirse más alegre de lo que ya estaba, pero sabía que luego lo estaría aún más, de alguna manera siempre ocurrían cosas que terminaban poniéndolo en un estado de felicidad superior a la última vez que lo albergó ese sentimiento. 

Tenía muchos nervios por la selección, Seungcheol le dijo que hacían algún tipo de prueba y que si no la pasabas te mandaban a casa siendo jalado por hipógrifos, unos animales mitad caballo mitad águila; aunque Jeonghan le dijo que no le hiciera caso, que solo te ponían un sombrero y este escogía la casa a donde pertenecerías por los siguientes 7 años. Seungcheol le reclamó al chico de pelo rubio por quitarle la emoción al asunto y se disculpó con Joshua por haberle hecho esa broma. A él no le molestó del todo, solo estaba muy nervioso, ¿Y si no pertenecía a ninguna de las casas y lo enviaban de vuelta a Londres? Sería la burla infinita de sus hermanos y no sería capaz de salir de su habitación nunca jamás.

—No tienes que preocuparte, Josh, sin dudas estarás en alguna, no he escuchado de un solo caso en el que enviaran a un niño de vuelta porque el sombrero no se pudiera decidir—intentó tranquilizarlo Jeonghan—Todos terminaremos a la casa a la que estamos destinados, y aunque estas sean distintas seguiremos siendo amigos los tres ¿verdad?

—Claro que sí, ni lo dudes—Seungcheol exclamó feliz.

Estaba muy contento, porque nadie ahí dentro parecía juzgarlo, ni cuando caminaba por los pasillos para ir al baño que estaba ahí cerca o cuando alguien se acercaba a preguntar si no vieron a alguna criatura que era mascota de alguien torpe que lo perdió. A nadie parecía importarle que un niño de ojos bicolores y metamorfomago estuviera viajando con ellos, en cambio, se asombraban por su increíble y grandiosa capacidad cada vez que lo veían al pasar por su vagón, para Joshua ya era involuntario controlar que su cabello cambiara de color, la emoción y todo lo que lo embargaba eran más fuertes. Eso lo abochornaba, pero no era tan malo el sentimiento.

Aunque seguía nervioso, esto no le impidió disfrutar del resto del viaje. Tenía vistas que jamás imagino presenciar, puesto que nunca lo dejaban salir a más de una cuadra de su casa. Compró muchos dulces que compartieron entre los tres, compartían historias graciosas que se inventaban y reían como si se hubieran conocido toda la vida, y para Joshua, estaba por seguro que ese primer viaje en el expreso de Hogwarts sería por siempre uno de sus mejores recuerdos.

Hizo lazos ahí dentro que esperaba nunca se rompieran.

Quidditch y Encantamientos•SEVENTEEN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora