Cap. 28 SENTIMIENTOS

2.6K 401 70
                                    

No es fácil proteger a quien amas, y es por eso que das todo de ti, te entregas, te sacrificas, incluso llegas al punto de olvidarte de ti mismo, de tus heridas, traumas, incluso tu vida con tal de que esa persona este bien.

Hay diferentes formas de proteger, la más común, es cuando llega tu príncipe y desenvainando su espada, se coloca frente a ti y bloquea cada uno de los ataques, eso es romántico, y con lo que muchos soñamos, pero no todos pueden hacerlo.

Es muy doloroso cuando, para proteger a quien amas, tienes que separarte, porque, hay una gran lucha, en tu corazón se desata una batalla campal, por quedarte y tener la seguridad de que está bien, que a pesar del peligro están junto, y por irte, y saber que el peligro te seguirá solo a ti, tienes cierta convicción de que, si tú murieras, esa persona aun estará bien.

Pero es aún más difícil, cuando te das cuenta de que, ambos corren con la misma suerte, cuando para protegerse tienen que luchar hombro a hombro, sin poder hacer nada para evitarlo, como lo preparas para lo que se aproxima, y como te preparas tú para lo que viene, por que sabes que resultará herido de una forma u otra. Tienes conocimiento del peligro que van a correr, por que lo has vivido en carne propia.

Es tan agobiante, el solo pensar que, por un error, esa persona ya no regrese contigo, porque, aunque quieras, no puedes dejar de pensar en eso, te aterra la idea de que muera y peor aun verlo morir ante tus ojos.

Zhan sentía este mismo temor, el mejor que nadie sabia a lo que se enfrentarían, sabía que la misión sería difícil, y muy peligrosa. Le encantaba tener a Yibo cerca, pero en este caso, deseaba poderlo mandar al otro lado del mundo cantal de no arriesgarlo.

-el mar no se ira si te vas a dormir-

- pero la luna si lo hará- respondió con calidez al reconocer aquella voz

-pero regresará otra noche, tú necesitas descansar- se recargo sobre la espalda y puso sus brazos alrededor del cuello de aquel hombre sentado sobre una roca de la playa - dime ¿Qué es lo que te preocupa? - dio un tierno beso sobre su cuello

-ahhh... - suspiro- no sé cómo protegerte, quisiera que...

-que abandone la misión- interrumpió - Zhan, quiero estar a tu lado, y daré todo de mi en esa misión-

-y es por eso, que no quiero que vengas, eres tan estúpidamente arriesgado, que no me perdonaría si te pasa algo-

-No te preocupes, tendré el mejor entrenamiento, y al mejor oficial al mando- dijo abrazándolo a él con fuerza

-adulador-

-Zhan, por que te preocupas, seguiré tus ordenes al pie de la letra, no tienes de que preocuparte- soltó su agarre para ponerse frente a él

-Yibo, no soy bueno en este tipo de cosas, pero- bajo la mirada y empezó a jugar con sus dedos- tu eres mi vida, solo tu iluminas todos mis callejones sin salida, y justo cuando estaba por hundirme en la locura, llegaste y me salvaste, reviviste todas esas emociones que hace años creí ya no volverían, he hiciste sentir de primera mano el amor verdadero, y no quiero que un error te arrebate de mi lado- jamás había expresado sus sentimientos, sí que le había dicho hermosas frases a Yibo, pero nunca había abierto por completo su corazón.

Yibo no dijo nada, y no por que no correspondiera, sino por que no encontraba las palabras para expresar todo lo que sentía, así que solo lo beso, lo beso como si fuera la última vez, pero también la primera, era completamente apasionado pero tímido y con todo el corazón en él.

-Yibo-

-hmm-

-tienes que ir a tu habitación- le dijo Zhan al notar que se quedaba dormido

-aquí estoy bien- respondió sin moverse- Zhan zhan es cómodo- restregó su cara en el pecho del mayor

- lo sé, pero mañana comenzamos el entrenamiento y tienes que descansar bien-

-ahh...- suspiró- está bien- comenzó a levantarse

-ve a la cama, que mañana hay que madrugar-

-si señor- realizo saludo protocolario, lo que en ambos causo una sonrisa, se dio media vuelta y se dirigió a su habitación -también necesitas descansar- dijo antes de estar lo suficientemente lejos como para no ser escuchado.

-de acuerdo- respondió. Sin embargo, se quedó un poco más aquella hermosa luna, que, aunque no cumplió lo que pidió aquella noche, supo leer su corazón y le permitió volver a verlo.

A TRAVÉS DE TU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora