7: La decisión

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El siguiente mes tuve cuidado en toparme con Midori. Podía confrontar un duelo con ella, pero no podía permitirme tener problemas en la escuela. La condición de papá abarcaba justamente mantener un comportamiento de acuerdo a lo que se esperaba de mí. En el Instituto nadie sabia que mi padre era un diseñador famoso, ni siquiera mis amigos. Si las chicas supieran eso querrían hacerse mis amigas y no me gusta la conveniencia.

Evitar a Midori era estresante. Cuando no podía evitarlo y pasaba a su lado, me miraba desafiante intentando provocarme. Esa chica sí que pasaba el límite de mi paciencia. Haruko y los chicos estaban bien, pero lo que realmente me libraba del estrés era llegar al final del día a conversar con Sendoh. Nos habíamos vuelto buenos amigos en un mes y medio. Aprendí muchas cosas de él y de su personalidad. Un día lo escuché hablar con su madre y me conmovió el respeto con que la trataba. Él también era un buen jugador de baloncesto, cada que hablaba al respecto podía sentir la pasión en su voz. También recordaba las cosas que le había contando anteriormente. Además, me confesó un par de secretos. Me dijo que le aterraban los perros. No era un gran secreto pero parecía que le acomplejaba en serio.

Yo también le confesé algunos secretos. Le conté lo de Midori y que a pesar de mi mal carácter y problemas de conducta tengo suficiente paciencia como para afrontar situaciones como esas. Le conté también que, aunque practicaba boxeo y era buena en eso, mi real pasión era el teatro, tengo una decena de musicales de Broadway en mi reproductor de música que escuchaba cuando estaba sola. Eso nunca se lo había dicho a nadie. Le conté lo que mi madre hacia conmigo cuando era niña y lo confundida que estaba respecto a mis sentimientos hacia ella.

- Pero... ¿Te hacía vestir de hombre?

- Sí, cada vez que papá no estaba.

- Lo siento mucho, Stella. Es algo realmente fuerte. No me imagino por lo que pasaste.

- Me pregunto si me quiso.

- Es una pregunta difícil, pero independiente de la respuesta no define lo que eres. Si estás frustrada tienes razón, pero aun intentas comportarte bien con los demás. Te admiro mucho. Además, tu padre te ama. Tus amigos te aman... yo... te admiro.

Esa fue la conversación respecto al tema. Estaba tan triste que le tomé mucha atención a sus palabras hasta un tiempo después. Sendoh no tenía muchos secretos, su vida familiar era amorosa y estable. Numerosas veces le pedí perdón por cargarle cosas que no le correspondían, pero él decía que las escuchaba con gusto mientas yo quisiera contarlas.

Me sentía segura con él. Disfrutaba tanto de su compañía a distancia. Además, su voz era tan relajante. Hubiese querido conocer su rostro. Unos días después sucedió lo siguiente.

- Por eso me gusta el teatro. - Dije

- Entonces entra al club de teatro del Instituto.

- No, no podría.

- Puedes hacerlo, Stella. Sigue tus sueños. Yo te apoyaré y tus amigos también lo harán. Eres muy elocuente, y tienes una gran personalidad, lo podrás lograr.

- Está bien, lo pensaré.

Hubo silencio unos segundos.

- Hey, Stella... yo... tú... ¿Aún quieres conocer al capitán?

- Eh, no lo sé.

- ¿Por qué dices eso?

- Ya sabes suficiente de mí como para ver que no somos compatibles. El jamás querrá conocerme. Aunque si es tan amable como dices, me conocerá por cortesía.

- No, Stella, yo creo que a él le alegrará conocerte.

- ¿Cómo estás tan seguro?

- Solo lo sé. Por favor, confía en mí. Es una buena idea, a él le agradan las personas como tú.

Stella 🏀 *SlamDunk*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora