5: Bienvenida a Shohoku

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Ai había sido muy amable en haber conseguido mi uniforme. Tenía todo listo para mi primer día de clases en un Instituto japonés.

Kaede no quiso que le acompañara camino a la escuela. Era imposible no recordar aquellos años cuando solíamos ser inseparables y nos quedábamos en casa del abuelo. Me pregunté por mi abuelo ya que, como no le gustan las visitas, no estaba segura de si me recibiría. Era un viejo quisquilloso.

El Instituto Shohoku era grandioso y sus alumnos también: todos estaban felices reencontrándose. Nunca había asistido a una escuela tan concurrida. En Florida iba a una Preparatoria Privada con muy pocos compañeros. A excepción de algunos, la mayoría de los chicos eran pedantes y orgullosos. Está de más decir que ese no era mi ambiente.

La ceremonia de entrada estaba a punto de iniciar. Caminé por el pasillo cuando siento murmuros a mi espalda. "Debe ser por qué  es americana" pensé, pero pronto se volvió fastidioso. Empecé a buscar a los idiotas, pero seguramente llegarían tarde por estar en alguna pelea. Así fue toda la mañana. Terminó la ceremonia y fuimos al salón de clases. Seguía escuchando como susurraban cosas que no entendía.

Una chica muy amable me dijo que me sentara a su lado. Dudé, pero acepté.

- Hola, mi nombre es Haruko Akagi ¿Cuál es tu nombre? – Preguntó en inglés.

Por un momento toda la clase volteó a verme.

- Me llamo Stella Johnson, mucho gusto Haruko. – respondí en japonés.

Bastó eso para que los chicos se abalanzaran sobre mí para hacerme preguntas de todo tipo. De donde procedía, mi edad, si me iba a unir a algún club y por supuesto...

- ¿Es Rukawa tu novio? – Preguntó una chica molesta. – Dicen que los vieron caminando juntos después del partido de hace una semana.

No pensé que Kaede fuese tan popular ni que las noticias se esparcieran tan rápido. No les importaba saber qué tipo de relación tenía con él así que solo respondí: "No". La maestra entró por la puerta e hizo sentar a todos. Me presentaron ante la clase y sentí como sus ojos se clavaban en mí. Qué mal momento para ser prima de Kaede.

Al almuerzo intenté hablar con Haruko, quien ahora me miraba con desconfianza.

- ¿Quieres almorzar conmigo? – Pregunté. Tenía dos almuerzos por si Kaede quería uno.

- Claro. - Dijo sin mucho entusiasmo.

No tenía la confianza para preguntar qué le estaba sucediendo, pues el cambio de la chica amable a la apática fue muy abrupto. Quizás era por Kaede.

- Rukawa no es mi novio. - Lancé. Haruko se atragantó.

- ¿Pero lo conoces?

- Sí. – Su mirada se bajó nuevamente.

Los chicos a mi alrededor ahora hablaban de que había hecho sentir mal Haruko. La gente inventa cada cosa. En ese momento no aguanté más. Con una mano tomé el almuerzo extra y con la otra la mano de Haruko.

- Acompáñame, por favor.

Nos dirigimos a la clase de Kaede. El club de periodismo nos interceptó, me empezaron a interrogar nuevamente pero los empujé y seguí avanzando. Todos los chicos estaban atentos, observando la situación. Odiaba llamar la atención, pero en este caso, esa atención me serviría.

Dejé a Haruko en la puerta del salón y entré con el almuerzo. Todo estaba en silencio. Kaede estaba dormido en el escritorio. Dejé caer el recipiente en la mesa despertándolo. Me devolví hacia donde estaba Haruko. Miré a Kaede fijamente y dije:

- Aquí esta tu almuerzo, "Onii-chan".

Escuché el alboroto al irme. Todo había quedado claro. Quizás no era la manera más ortodoxa de asegurarme que no me volverían a molestar, pero fue la única solución rápida que encontré.

Haruko parecía aliviada, sus sentimientos por Kaede eran evidentes. Volvimos a almorzar y conversamos sobre lo que había pasado. Le conté que era familia de Rukawa, y que habían pasado años sin verlo, por eso lo acompañé al partido. Haruko me contó que ella igual fue al partido, pero que no vio nada de lo que todos estaban hablando. Fue un rumor que esparcieron los del club de periodismo.

A la hora de salida, los chicos llegaron a mi salón sorprendidos por la noticia.

- Te conocemos desde siempre y no sabíamos que eras hermana de ese Rukawa. - Dijo Takemiya.

- Yo hubiera golpeado a esos tontos del club de periodismo. - Exclamó Noma.

No había sido muy buena idea usar esa expresión en específico. Le dije a los chicos que luego hablaría con ellos. Haruko mencionó que iba al entrenamiento de baloncesto y me preguntó si quería ir. Ya había sido mucha polémica por ese día así que decidí irme a casa.

- ¿Nos vas a dejar aquí? - Preguntó Oocus.

- Vamos a algún lado. - propuso Yohei

- Está bien, vamos a comer a algún lado, yo invito. - Dije sin pensar mucho.

- ¡RAMEN! – gritaron al unísono.

Odiaba el ramen. Pero acepté. Los chicos caminaron alegres hacia la salida del Instituto.

Estaba feliz de que, pese a haber tenido un día complicado, al final, tenía amigos en quien confiar.

Tomé mi teléfono móvil para ver la hora y, sin exagerar,  vi unas palabras que cambiaron por completo mi vida.

"Usted tiene un mensaje"

Stella 🏀 *SlamDunk*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora