Losers

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Su primer video fue un fracaso.

Muy en el fondo de su corazón, Gus se lo esperaba, pero de todas formas el golpe dolía en el ego. No fue un fracaso relacionado a visitas, pues tuvo alrededor de unas cien y eso estaba muy bien para ser su primer video. El problema era que, de esas cien visitas, estaba seguro de que al menos noventa eran de los propios estudiantes de Woodlock High.

Los únicos comentarios que recibió fueron de personas mofándose de él, diciendo que se hiciera dos bolas y no fuera tan marica, y por la forma de escribir y el nombre de los usuarios hasta podía ponerles cara a algunos. JonesLife, quien de seguro era Alfred, fue el que hizo el comentario con aquella finura literaria; MichTugg14, quien imaginaba era Michael Tucker, pidió que llorara más fuerte. Hasta Hide, a quién había defendido con Chema el otro día, apareció como Hyde08 en sus comentarios y le dijo que dejara de exagerar y tomárselo todo tan a pecho.

El resto de los comentarios eran una mezcla de personajes que estaba seguro de que integraban a las porristas, algunos de los otros jugadores que no conocía aún, y usuarios equis que bien podían ser otros estudiantes, o personas a las que el algoritmo recomendó su video. ¿Quién podía perderse la oportunidad de burlarse de un desconocido gay en internet?

Ahora sentía la mirada puesta en él cuando andaba por los pasillos, y Gus tenía un ceño fruncido permanente por lo fastidiado que estaba. Eran pocos, muy pocos, los que antes se le quedaban viendo por su forma de vestir: se le antojaban faldas o vestidos, los únicos en hacer un comentario eran los Ocelotes, o las porristas volteando los ojos. Pero ahora estaba siendo comidillas de todos. "¿Vieron lo que hizo el travesti del penúltimo año?" escuchó a uno...él mismo se había puesto la soga al cuello, y era desesperante.

—Ya, ya, no te desanimes —le consoló Emma al tiempo que caminaban hacia el patio durante el receso. Emma siempre llevaba su comida, y esa vez Gus también lo hizo porque no creía soportar el chismorreo también durante el almuerzo. Sin esperar a llegar a un banco, Emma dio un mordisco a su manzana antes de continuar con lo que decía—. Sabías que esto podía pasar.

—No —bufó Gus—, sabía que era probable que tuviera pocas visitas. Lo que no sabía era que un malnacido iba a anunciar por Twitter que el junior maricón había hecho un video.

—Lenguaje —reprendió Emma mientras se sentaban, entrando en su modo mamá. No era raro que lo regañara a él o a Chema—. ¡Mira el lado positivo! Tuviste unas cien visitas y alrededor de cuarenta comentarios, y no todos eran malos.

—Solo la mayoría —interrumpió.

—¡Déjame terminar! —ladró Emma—. No todos eran malos, Gus, tienes que ver también todos los que estaban de acuerdo contigo...si sigues haciendo videos y educando a las personas, estoy segura que en algún punto los que te apoyan van a superar a los que no. Además —alzó el dedo índice, haciendo énfasis—, muchos de ellos no te conocen y se quejan porque sí. Cuando te conozcan más, verán que tienes razón para decir lo que dices, y se pondrán de tu lado.

Gus se cruzó de brazos, sin ver a Emma. No quería admitirlo, pero ella tenía razón, y su frustración comenzaba a esfumarse. Al menos, había unos diez comentarios que estaban de acuerdo con lo que decía en el video, perdidos en esa marea de negatividad. Y lo más seguro era que esas personas fueran igual estudiantes de allí que ni le hablaban, pero lo apoyaban igual de una forma sencilla. Podría haber más en su escuela, podría haber más en internet, pero no podía saberlo si no seguía intentando.

Suspiró resignado, sacando de su mochila la arepa que se había preparado en la mañana. Chema no había asistido ese día porque en el local le pidieron el día completo por una emergencia, así que estaban los dos solos hasta que Gianni decidiera asomar la cabeza.