tw: pensamientos depresivos
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Chema era una persona que coqueteaba como si esa fuera su segunda naturaleza. No solo porque él mismo le había contado de algunos encontronazos que tuvo con personas que ni sabía tenían algo, sino que Gus podía notarlo en su forma de hablar con los demás: tenía una personalidad llamativa que hacía que el resto se fijarán en él con facilidad y no pudieran olvidarlo. Una bendición para cualquier otro, pero para Chema era una maldición.
Porque era ingenuo y tenía la cabeza en las nubes todo el tiempo, no se daba cuenta de las señales que le lanzaban los demás a menos que estas le dieran en el cráneo como un ladrillo, que casi era lo que acababa sucediendo. Coqueteaba sin quererlo por unos días y pronto había quienes pensaban que habían encontrado al amor de sus vidas. Pero por eso Chema también tenía cuidado, y cuando llegaban los momentos en los que el cerebro funcionaba y se daba cuenta de lo que sucedía, se apresuraba a rechazarlos con gracia, lo cual podía salir bien o no. No había escuchado nunca de ninguna relación seria, salvo la que no le quería contar.
Por eso la historia de Hide le hacía tanto ruido a Gus. La única forma que todo hiciera sentido era si la relación que Chema le estaba ocultando era la que había tenido con Emily.
¿Acaso Hide le estaría mintiendo? Era probable, pero no tenía ninguna razón de ser. ¿Para qué le haría dudar de Chema? No ganaba nada con eso.
O Hide mentía, o Chema lo hacía.
Como siempre, no lo habló directamente con el susodicho, sino que se quedó pensando en el tema por una semana más, tratando de conectar los puntos primero. Tenía miedo de que, si le preguntaba algo, lo fuera a negar o se enojara por dudar de él por seguirle la pista a Hide, así que tenía que conseguir primero más información.
Fue la mano del propio Chema lo que lo hizo despabilar, moviéndose frenéticamente frente a sus ojos. Gus lo vio algo asombrado por la impresión, él lo veía con extrañeza.
—¿Estás aquí? —cuestionó.
—Sí, sí. Soñaba despierto. —Chema no se veía convencido.
—¿Estás bien? Pensé que hoy ibas con Pancho.
Mierda, cierto. Mientras pensaba en ese lío en el que se había metido, había acabado frente a la puerta del profesor y ya estaba caminando de largo. No estaban con los demás, la última clase de los lunes no la veían con Gianni o Emma.
—Sí voy, solo me distraje —dijo. Le dejó un rápido beso en la mejilla para no darle tiempo de que cuestionara su actitud—. ¡Nos vemos mañana!
Sabía que eso no sería suficiente para darle calma a Chema, la expresión compungida de su rostro lo decía todo. Sin embargo, tenía la fortuna que Chema prefería no iniciar una discusión si debía hacerlo. Eso le daba tiempo a Gus se poner sus pensamientos en orden antes de encararlo.
Y, tal vez, Francisco tenía alguna respuesta para él.
—¿Cómo te has sentido? —le preguntó el profesor después de que lo saludó y se sentó en su asiento de siempre.
—Bastante bien. Vienen algunos exámenes, así que he estado algo ocupado esta semana. —Sin mencionar lo distraído que estaba con todo el tema—. Ni siquiera pude verme con los chicos el fin de semana.
—Pero hoy saldrás con tu papá, ¿no? Me parece que habías dicho que llegaba el viernes. —Gus sonrió bastante.
—¡Sí! Hoy en Venezuela son las fiestas de carnavales, por allá es feriado así que no tiene que trabajar. No sabía que acá no se celebraba.
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Losers
Teen FictionMuchos llamaban a la secundaria los años dorados: donde conocieron a sus amigos, donde tuvieron su primer beso, donde tal vez se encontraron con el amor de sus vidas, donde fueron lo más felices. Gus sabe que todo es una mentira. La secundaria es un...