Miré la entrada con ansiedad. Marcus a mi lado lucía emocionado y a cada rato sacaba su celular y se tomaba una selfie.
Pudimos pasar luego de que el guardia revisara las entradas. Dentro había un ambiente cálido y hogareño. Unos cuantos candelabros colgando del techo daban una iluminación muy agradable. Se escuchaban susurros provenientes de todas las personas que hablaban al mismo tiempo. Algunos con copas de vino, otros con algunos bocadillos. En todas las paredes habían pinturas y fotografías increíbles colgadas.
Giré de golpe al sentir moverse a Marcus. Estaba agarrando entre sus manos miles de pequeños sándwiches, sin vergüenza a nada. Disimuladamente pellizque su brazo y me miró con confusión y con cara de niño regañado. Sabía que esto iba a pasar.
- ¿Por qué me pellizcas? Malvada - hizo un puchero - ¿No ves que estoy comiendo?
- Es uno a la vez, Marcus - lo regañé.
- No me digas qué hacer - advirtió y luego se metió cinco pequeños sándwiches a su boca. Lo miré horrorizada y me alejé de él.
A lo lejos pude ver a Marina hablando con algunas personas. En cuanto me vió corrió a abrazarme, con sus brazos extendidos y una sonrisa plasmada en su rostro.
- Hola - la saludé con un beso en cada mejilla -. Te ves increíble - halagué, observando su atuendo. Lucía un lindo vestido rojo con medias pantys negras con pequeños agujeros.
- Ven, te presentaré a mis amigos - haló mi mano - Ella es Anastasia - señaló a una chica con el pelo teñido de rosa - Él es Carlos - señaló a un chico con cabello negro y unos increíbles ojos verdes - y él es Joe - señaló a otro chico con cabello rubio y largo. También tenía piercings en sus cejas y en su labio inferior.
- Hola, un placer conocerlos - los saludé a todos con un beso en la mejilla.
El grupo estaba conformado por Carlos, quien era tímido y reservado. Él era muy pálido y delgado y ya no sabía nada más de él ya que no hablaba.
Estaba Joe, que era el típico chico con gafas que lee cómics. Su aspecto era muy tierno; era bajito y usaba corbata de lacito. Su cabello era rubio y sus ojos de un azul intenso.
También estaba Anastasia. Ella era hermosa y muy alta. Tenía una figura muy linda y unos ojos color avellana. Su cabello estaba teñido de rosa y su brazo izquierdo estaba todo lleno de tatuajes. Aún con su aspecto no lograba perder su aire elegante. A ella no parecía caerle bien, ya que siempre me miraba de mala manera. No la conocía mucho, ya que no estudiaba en la preparatoria. Pero sé que es universitaria y muy problemática.
Empezaron a hablar conmigo y a preguntarme cosas sobre mi vida y qué me gustaba hacer. Todo iba bien hasta que una voz muy familiar nos interrumpió.
- Hola - sonrió abiertamente. En una de sus comisuras se podía ver una mancha de mostaza.
- Marcus, por favor...
- Oh, ¿Este es tu famoso chofer? - preguntó Marina, entusiasmada.
Marcus me miró con una sonrisa arrogante - Así que le hablas de mí. Ya sabía yo que te traía loquita.
Lo miré con cara de odio - Te dije que te alejaras.
- No, no. Quédate - pidió Marina -. Te presentaré a mis amigos - Marcus aceptó amablemente, no sin antes lanzarme una mirada burlona.
Demonios, sabía que traerlo iba a ser una mala idea. Marcus suele ser un poco tonto a veces y actúa como niño. Normalmente no le da vergüenza nada y temo que este sea uno de esos momentos.
La noche transcurrió normal. Marina y sus amigos habían intercambiado secretamente sus copas de vino por un whisky súper fuerte, incluyéndome. Ya empezaban a ponerse ebrios y estaban diciendo incoherencias. Marcus, por supuesto, se reía de lo que decían, pero yo me sentía preocupada de que me vieran con ellos. Mamá me había enseñado que los amigos con quienes frecuentas dicen mucho de quién eres y no quería que ninguna persona viera a estos chicos así de ebrios. Mi madre siempre me había inculcado que debía tratar de dar a relucir mi mejor lado frente a los desconocidos, aunque fuera lo más aburrido y díficil que pudiera hacer. Y si ella se enteraba de que estuve con unos chicos ebrios en una galería de arte me mataría.
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MI CHOFER.
Teen FictionMadeleine Berrycloth es una chica millonaria y mimada. Tiene una vida llena de lujos y comodidades, pero todo cambia un día, cuando su chofer de toda la vida se enferma y es reemplazado por su odioso e irritable hijo; Marcus Hoffman. Ambos se lleva...