Las palabras de mi madre se repetían una y otra vez en mi cabeza.
《Porque es tu primo.》
Ella me miraba con las manos temblorosas, mientras yo me sentía cada vez más débil y nauseabunda.
- Ernest y tu padre son hermanos, ¿Vale? - empezó a explicar rápidamente - Rosa tuvo un amorío con tu abuelo Jake mientras seguía casado con tu abuela y de ahí nació Ernest. Es algo que nunca quise...
Dejé de escuchar a mi madre y salí disparada rumbo a mi habitación. Las palabras no dejaban de repetirse en mi mente y estaba a punto de volverme loca.
Escuchaba a mi madre venir detrás de mi gritando mi nombre, pero no quería seguir escuchándola. Necesitaba silencio.
En un intento por drenar toda la rabia almacenada dentro de mí empecé a lanzar cosas contra las paredes: mis almohadas, algunos zapatos y mis cuadernos del instituto.
Mamá se resignó y decidió irse hacia su habitación, no sin antes ofrecerme ir a hablar con ella en cuanto me sintiera lista.
Nada de lo que había dicho mi madre podría ser cierto, es decir. ¿Cómo? Esto tenía que ser una mentira. Necesitaba pruebas para creerlo.
¡Eso es! ¡Pruebas! Necesitaba una prueba de ADN.
¿Pero cómo?
Directamente corrí hacia mi laptop y empecé a investigar cómo hacer una prueba de ADN. Hablaba sobre saliva o sangre, pero eso sería casi imposible de conseguir. Me harían preguntas.
Por suerte encontré un post donde hablaba de ADN con cabellos. Ahí decía que necesitaba al menos 5 cabellos de los postulantes y que estuviesen lo menos contaminados posible.
Enseguida corrí hacia la cabaña. Rosa estaba haciendo unas compras, así que no me preocupaban sus preguntas. Al entrar lo primero que vi fue a Marcus durmiendo. Una punzada de dolor se posó en mi pecho y enseguida mis ojos se llenaron de lágrimas. Esto debía ser mentira, es imposible que seamos primos, yo... Lo quiero.
Rápidamente subí las escaleras. Ernest se encontraba durmiendo también, por lo que procuré acercarme con cuidado y cautelosamente le arranqué unos cuantos cabellos. Ernest se removió un poco con incomodidad y se empezó a rascar el cuero cabelludo. Con satisfacción salí de la habitación con los pelitos en la mano.
Salí de la cabaña volando y corrí de vuelta a mi habitación. Ahora, ¿Cómo conseguiría los cabellos de mi padre?
Lo primero que se me ocurrió fue llamar a Marina. Necesitaba la ayuda de alguien en esto, sino perdería la cabeza. Por suerte ella llegó unos pocos minutos después de mi llamada y en cuanto la vi empecé a explicarle todo, desde el inicio hasta el final.
- Espera, ¿Entonces te acostaste con tu primo? - preguntó Marina incrédula mientras se paseaba por la habitación - ¡Diablos, chica! Eso es otro nivel.
- ¡Concéntrate! - chillé.
- Bien, bien. Lo siento - Marina se sentó a mi lado -. Entonces, hagamos esa maldita prueba. ¿Hay algún peine de tu padre cerca? Ahí pueden haber algunos cabellos.
- Cierto - mi mirada se iluminó y rápidamente corrí hacia la habitación de mi padre. Por suerte, había dejado uno en el baño de su habitación. Lo tomé como si de un tesoro se tratase y, después de buscar por minutos, logré conseguir unos pocos cabellos. No eran tantos como se necesitaban, pero al menos habían.
- Espero que funcione - comenté con la voz temblorosa.
- Bien, vayamos al laboratorio - Marina me tomó del brazo y ambas salimos en su auto.
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MI CHOFER.
Teen FictionMadeleine Berrycloth es una chica millonaria y mimada. Tiene una vida llena de lujos y comodidades, pero todo cambia un día, cuando su chofer de toda la vida se enferma y es reemplazado por su odioso e irritable hijo; Marcus Hoffman. Ambos se lleva...