Terminé de hacer una coleta en mi cabello pelirrojo. Ya se empezaban a ver las raíces de mi color natural, necesitaba teñirme.
Me dirigí una última mirada en el espejo. Mi falda rosa combinaba a la perfección con mi camisa blanca, lo cual me hacía sentir satisfacción. Por último calcé unos bonitos zapatos con tacón para culminar mi outfit y salí de mi habitación.
Iría a una fiesta que preparaban en la casa de Isaac, quien me había invitado hacía unas pocas horas. Marina vendría a buscarme y, por suerte, no tendría que subir al mismo auto que Marcus.
Marina llegó pocos minutos después de que yo terminara de arreglarme. Se había vestido con unos vaqueros negros holgados y una camiseta del mismo color. Se veía elegante y ruda al mismo tiempo.
- Hola, ¿estás bien? Te ves demacrada - me miró con genuina preocupación.
Sonreí falsamente y ella lo notó.
Había pasado ya un tiempo desde mi última pelea con Marcus, en la cual le dije que no lo quería, pero aún me sentía mal por eso. Desde ese día mi rutina no había cambiado mucho: levantarme, ir a la escuela, entrenar para la coreografía del partido -el cual era en unos pocos días-, luego ir a casa, pasar el día en la habitación deprimida, dormir, para luego repetir todo eso al otro día.
- Estoy bien - palmee su hombro y empecé a caminar para evitar que viera mis ojos cristalizados.
Sentía una necesidad de gritar para intentar apaciguar el dolor intenso y el vacío que sentía en mi pecho, pero puse mi mejor sonrisa y de esa forma llegué a la gran fiesta.
La música retumbaba las paredes y todos se veían animados. A lo lejos pude ver el auto de Marcus. Supe que vendría ya que el hermano mayor de Isaac es universitario e invitó a sus compañeros estudiantes, incluyendo a Marcus.
Entré en el gran salón junto a Marina y empecé a inspeccionar a todos los invitados. Poco después Isaac se acercó a mí, se veía muy sonriente y venía acompañado con un vaso de alcohol en su mano derecha. Lucía muy alegre y olía a vodka.
- ¡Hermosa Maddy! Bienvenida a mi fiesta - sonrió abiertamente, tambaleándose.
- Hola - reí nerviosamente, intentando separarlo de mí.
Marina me dió una mirada burlona y se escabulló entre la gente, dejándome sola con Isaac.
- Es una traidora - susurré, mientras intentaba alejarme de un ebrio Isaac.
Por suerte en ese momento llegaron otros invitados y Isaac fue corriendo a abrazarlos con mucha emoción.
Me acerqué a la mesa a paso rápido y me serví un vaso de alcohol puro. Necesitaba relajarme o terminaría llorando de la frustración. A lo lejos visualicé a Marcus, sonreía y hablaba con otro chico, el cual supuse era un universitario.
Verlo sonreír sin mí me hizo quebrar. Sé que era un tanto egoísta de mi parte, pero no me gustaba la idea de que él pudiese estar feliz sin mí. Es decir, tiempo atrás creía que si Marcus no se enteraba de nada y lograba superarme y ser feliz me haría sentir mejor, pero esto me estaba matando por dentro.
Intente con todas mis fuerzas contener las lágrimas y lo logré. Últimamente me había vuelto experta, ya que era muy común la sensibilidad en mí en estos días.
Seguí mirando a Marcus fijamente por un largo rato, sin parar de ingerir alcohol. Lucía un traje negro casual que se ajustaba muy bien a su cuerpo y su cabello estaba despeinado como siempre. Su mirada chocó contra la mía y su sonrisa desapareció. Inmediatamente tomé un trago, limpié algunas lágrimas rebeldes que habían salido de mis ojos sin darme cuenta y me dirigí a la pista a bailar como nunca. Con todas las ganas.
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MI CHOFER.
Teen FictionMadeleine Berrycloth es una chica millonaria y mimada. Tiene una vida llena de lujos y comodidades, pero todo cambia un día, cuando su chofer de toda la vida se enferma y es reemplazado por su odioso e irritable hijo; Marcus Hoffman. Ambos se lleva...