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Dimitri:

—¿Eres Dimitri... solo Dimitri?

—Así es. —Le aclaro.

Las esquina de los labios de Kira se elevan, niega con una sonrisa.

—¿Y apellidos..?

—No conocí a mi madre. —Confieso. —Y no tengo una buena relación con mi padre. Solo Dimitri.

Su mirada baja y acaricia la taza, el primer lugar que pensé para traerla fue en una cafetería.

Queria conversar con Kira y al salir más temprano de lo que me dijo, todavía no podíamos ir a cenar.

Una cafetería fue la opción y a ella le gusto.

—Te entiendo. —La observe tragar. —Yo también no llevo una buena relación con mi padre.

Eso ya lo sabía.

—¿El motivo? —Me paso de curioso.

Kira niega con la mirada hacia mí. —Cometió un error con mi madre, ella lo dejó y me vine a vivir con ella, además de que desaprueba a lo que se dedica...

—¿A lo que se dedica?

Mantiene un silencio y vuelve a sonreír.

—¿Entonces debo llamarte solo Dimitri?

Ha cambiado la conversación.

—Solo Dimitri.

—De acuerdo, tampoco necesito saber el apellido.

—No, no lo necesitas.

Ella mantiene su sonrisa y de cierta forma me cautiva por unos segundos, aprovecho para decirselo.

—Eres muy Hermosa.

Es extraño que se sonroje por comentarios como esos, de los que todos hombres se encargan de decírselo cada noche.

Tal vez ha sido mi tono.

O yo.

Si es así yo he ganado.

Sera fácil que esta chiquilla caiga, la tendré en mis manos y me acercare más a su padre.

—¿Realmente te parezco muy Hermosa, eh?

Esta coqueteando.

—¿Cómo no pensar eso?

—Y aun así decidiste no tomarme, más allá de mi vomito... no te ofendas, pero hay otros hombres que hubieran...

—Me alegra no ser de ellos.

Sus cejas se alzan.

—Cuando me acuesto con una mujer me gusta que ella este consiente... que no lo este es fuera de mis principios.

—Caballero de blanca armadura.

Es así como me ha bautizado Kira Volkov.

—Me alegra haberte conocido.

—Y a mí, Kira.

No imaginas cuánto.








(***)







—Solo me queda agradecer a mi caballero una vez más.. y pediste tu número, si deseas verme.

—Ya lo agende.

Ella alza las cejas.

—En tu teléfono.

—¿Así que has revisado tu teléfono?

—Debí hacerlo para desbloquear la alarma de tu clase, aproveché para poner mi número.

Ella guarda silencio.

—¿Hice mal?

—Como dije tienes una respuesta para todo, Dimitri. —Me recuerda y suelta un suspiro. —No estoy enojada.

Ella se gira hacia la casa, donde la he traído y donde vive con su madre.

—Debo irme, pero... me gustaría verte otra vez. No aquí o en una cafetería.

Sonrio, Kira se me acerca y al poco tiempo siento sus labios sobre mi mejilla izquierda.

Se aparta de mí y por un momento estoy sorprendido, sorprendido porque esperaba un beso en los labios como es típico de esta mujer.

—Eso debí hacer el primer día. Buenas noches, Dimitri. —Me dice girándole hacia la casa.

Si quiero llegar rápido a lo que quiero.

La detengo, sujetando de su brazo, los ojos de Kira se abren a la par y me mira con una expresión sorprendida.

—Y yo debi hacer esto, Kira.

Tomo sus mejillas con ambas manos y estampo mis labios contra los suyos.

Besó a Kira Vólkov en los labios y ella me responde enseguida, nuestras bocas se prueban, se saborean y disfrutan la una a la otra.

O eso finjo hacer.

He besado a la hija de ese hombre con y por un solo propósito.

Y lo he hecho aún cuan desagradable, repulsión y asco me trasmita.

Porque eso es lo único que puedo sentir por ella, su padre y su familia.

Asco.

Elegida por la venganza (#8 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora