Capítulo 4: La costa

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La semana había transcurrido de lo más normal, después de la proposición del señor Allen no lo había vuelto a ver, pues su suplente nos había informado que le había surgido un viaje de trabajo. Por algún motivo su proposición no dejaba de rondar por mi cabeza, estaba segura que aceptaría pues eso podría brindarme la oportunidad de hacer una relación mucho mas fuerte con uno de los mas importantes representantes en este ámbito.

La última clase había terminado y me encontraba camino a mi auto, el fin de semana mis padres habían decidido reunirse con algunos conocidos, cerca de la costa, tomaría algunas horas de viaje en auto pero estaba feliz pues vería a Gilbert y Alexa, los cuales eran grandes amigos desde la infancia.

- ¡Anna! —Escuché a Cam llamarme—

- ¡Días sin verte! ¿Dónde has estado?

-Lo siento por no avisar, salí de viaje con mi madre, ya sabes a veces surgen cuestiones de trabajo y no puede esperar ni siquiera a que te avisé

-Imaginé que sería algo así, ¿todo salió bien?

-Si, como siempre, oye ¿Qué te parece salir este fin de semana? Ya que no nos hemos visto en toda la semana

-Mis padres decidieron hacer una junta con unos amigos, y tengo que ir con ellos

- ¿Alexa y Gilbert?

-Exactamente, pero el lunes que regresemos a clases platicaremos, tengo algo que contarte

Me despedí de Cam con un abrazo y me dirigí a casa a empacar algunos trajes para la playa y unos cuantos cambios de ropa, y dormí esperando el día de mañana, feliz porque regresaría al mar y podría ver a mis amigos.

Emprendimos el viaje cerca de las ocho de la mañana, mis padres se veían muy entusiasmados y felices, hace tiempo que no los veía de aquel modo, me atreví a preguntarles a que se debía tanta emoción y se limitaron a decir que los Frechen habían invitado a un nuevo socio que invertiría en algunos nuevos proyectos y querían presentarle algunas propuestas nuevas, para conocer su opinión—asentí—normalmente todo lo que les hacía esa ilusión era su trabajo, pero bueno al menos pasaríamos tiempo juntos.

Apenas llegamos a la casa de los Frechen, Alexa salió corriendo en mi encuentro

- ¡Anna! Hace tanto que no te veo, ya hasta pareces una mujer—me reí por su tonto comentario y correspondí a su fuerte abrazo—

-No podemos decir lo mismo de ti—se separo y me dio un zape, me volví a reír—

-Que grosera eres. Hola, tía—saludó a mi madre—

Entre los cuatro descargamos las maletas y nos dirigimos a la casa, ya tan conocida por mí, sonreí al ver algunos cambios en la estancia.

-Alexa, ¿Dónde están tus padres? —Interrumpió el silencio mi madre—

-Fueron a buscar algo para acompañar la comida, creo que no había buen vino, ya saben que para ustedes solo lo mejor siempre

-Son un encanto –chilló mi madre—

Cada uno se dirigió a su habitación, como siempre que nos hospedábamos en aquella casa tan grande y moderna, Alexa había abandonado el cuarto con la única condición de que me vestiría para ir al mar, tomé el primer traje de baño que encontré y lo puse en mi cuerpo, algunas partes ya me quedaban ajustadas, ya que el verano había generado ciertos cambios en mí. Feliz con el resultado de mi look, me dispuse a bajar para encontrarme con Alexa—escuché algunos toques bajos en mi puerta—indiqué que podían pasar.

- ¡Hola Anna! —me saludó Gilbert—

-Hola, ¡Cuánto has cambiado desde la última vez! —había crecido unos cuantos centímetros y su cabello se miraba más largo y sedoso—

-Lo mismo digo de ti—solo te venia a dar la bienvenida y Alexa te esta esperando en la estancia—

-Justo iba para abajo—sonrió y se retiro del umbral de la puerta—

Ya junto a Alexa, ambas nos dirigimos a la playa y pasamos la tarde entre risas y platicas cerca de las olas, hace rato que nuestros padres se encontraban en la terraza conversando y preparando la comida, un tercero los acompañaba, pero no podía apreciar bien de quien se trataba, era un hombre joven, por la manera en la que vestía, Alexa me había dicho que era guapo, pero no había podido comprobarlo aún.

-Paseare un rato en la moto—la escuche decir y dirigí mi mirada a ella— ¿Quieres acompañarme?

-No, ve tú, me quedare un rato aquí estoy algo cansada

-Está bien—se levantó y se dirigió al agua—

Me recosté en la arena y cerré los ojos sintiendo el sol del atardecer, cálido pero no lo suficiente como para hacerme algún daño, estaba tan relajada que apenas sentí la presencia de alguien más a un lado

- ¿Tan rápido te aburres sin mí? —me reí por lo bajo—

- Espero que haya considerado mi propuesta

- Espero que haya considerado mi propuesta

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