Capítulo 20: Tenemos un trato (+18)

1.4K 42 6
                                    

Lo tomé con mis manos y vi en sus ojos una sobra de suplica, aún no comprendía muy bien sus reglas, por el momento los únicos datos sólidos que tenía era que aquel sensual hombre quería someterse ante mi y permitirme maltratarlo tanto como me pareciera. Parecía casi imposible de creer.

-No voy a meterte nada a menos que hayas aceptado cada uno de mis términos

-Aun no te expongo los míos— dije para introducir su miembro en mi boca—

Una bocanada de aire salió desde sus labios, y se puso tenso al contacto de mi cálida boca, primero comencé despacio observando como sus ojos se deleitaban con mi subir y bajar y el jugueteo de mi lengua con su glande. Lo observé tragar saliva.

-Expon tus términos— dijo al fin—

-No es como que pueda hablar mucho con tu amigo en mi boca— dije sacándolo— a menos que ya no quieras que lo tenga

Sus manos se fueron a mi nunca y gentilmente invitaron a seguir lo que hace apenas unos segundos había dejado, esta vez empecé un poco mas fuerte más rápido, mi lengua rozaba toda la longitud de su falo y mis manos seguían el ritmo de mi boca haciendo un trabajo completo.

-¿Quieres que llegue en tu boca? — dijo entre quejidos—

Asentí

-No podré llegar hasta que aceptes los términos— se burló—

-Pues veremos si eres capaz de retenerte tanto como aseguras

Me levante y acto seguido me deslice sobre sus piernas y comencé a rozar nuestras intimidades, choque nuestros labios dispuesta a callar sus quejidos y lo besé apasionadamente, no se resistió en lo absoluto.

Mis manos se fueron a su nuca y lo sostuve con mayor fuerza más cerca de mí, estaba a punto de penetrarme, nuestras intimidades estaban tan cerca, rosándose una contra la otra, era una sensación exquisita.

De pronto tomó mis manos y las posicionó en mi espalda reteniéndolas con una sola mano suya, su otra mano pasó a mi trasero, lo apretó y me pegó a el levantándonos de aquella silla, me tiró sobre una cama que para mi suerte era suave terciopelo. Se le veía molesto, pero a la vez un fuego voraz consumía sus ojos.

-Exponme tus términos, en el tiempo que te hago mía— dijo y acto seguido se inclinó sobre mí e introdujo todo su pene dentro de mí de una sola embestida—

Grité despacio, a pesar de que no era virgen su gran miembro era difícil de contener completamente, notó mi ligera molestia y se quedó un momento dentro de mí y fue sacándolo lentamente, poco a poco fue tomando un ritmo exquisito para los dos.

-Te he dicho que me digas tus términos, vamos Anna dímelos

-Aceptare que tu seas mi sumiso, siempre y cuando no involucre actos que puedan poner en riesgo tu vida o salud, nada de sangre, golpes dolorosos, ni nada que se le parezca

-Esta bien, hecho

-No quiero introducir nada dentro tullo— me interrumpió—

-No práctico ese tipo de masoquismo

-Tampoco quiero ser la única que lleva el control en esto, quiero que sea algo parecido a lo de hoy, quiero que también tu tengas iniciativa

-Una vez logres excitarme sometiéndome ante ti, estaré encantado de hacerte mía de todas las maneras que puedas imaginar

Dijo esto último cambiando nuestras posiciones y poniéndome a mi arriba suyo, me tomó por las manos y me inclinó sobre el aumentando el numero de envestidas que me daba, se sentía delicioso como nuestros cuerpos chocaban con cada embestida que este daba.

-Si es así— susurre en su oído mientras seguía dándome duro— tenemos un trato

Eso pareció encantarle pues mordió mi hombro y salió de mí para llegar fuera.

Ambos respirábamos agotados, me tomo en brazos y nos levantó hacía la cabecera de aquella cama, y casi como acto reflejo recargue mi cabeza en su pecho que aún subía y bajaba descontroladamente.

-Ha sido bueno— dije—

-Ha sido más que bueno, eres la primera mujer por la que rompo mis propios méritos, pero aunque no lo creas, tenía esto planeado, ya que eres tan terca que supuse no aceptarías sin antes ejercer tus términos sobre los míos

Levaba algo de razón en sus palabras, fue mas mi orgullo lo que no me permitía aceptar su propuesta sin que el hubiera escuchado mis términos sobre aquello que el había impuesto.

-La verdad es que nunca he hecho algo parecido a esto— admití— pero como veras es un talento nato el hecho de seducirte, me encanta hacerte perder la cabeza, tanto o mas de lo que tu me lo provocas a mi

-No será difícil para ti adaptarte, te lo aseguro, además, no es como que quiera que me lastimes— pensó un momento las cosas— venga, ven conmigo

Se puso de pie completamente desnudo y fue la primera vez que pude observar completamente su cuerpo al desnudo, aquel hombre parecía haber sido escupido con la mayor delicadeza y precisión posible, se veía delicioso parado frente a mi de esa forma.

-Venga ponte de pie, ya me haz mirado lo suficiente— bromeo— yo también quiero verte completamente desnuda

-Ya voy— me puse de pie junto a el— sé que te gusta lo que ves

-Claro que lo sabes, mis ojos deben gritarlo al ver tu cuerpo junto al mío

Paso su mano por mi cintura y me guió entre aquella habitación, cerro la puerta que tiempo atrás habíamos dejado abierta y comenzó explicando cada uno de las herramientas que utilizaríamos

-Como te habrás dado cuenta, hay muchísimos instrumentos de sumisión en esta habitación, no usaremos todos, al menos no por ahora, pero te enseñaré los principales, aquellos que me gustan mucho más

-¿Cómo sabes que te gustan más?— indague—

-Eres alguien muy curiosa y muy lista, ya debes saber que hubo otras antes que los utilizaron en mi

-¿Hay gente que acepte este tipo de tratos?

-Así es, exactamente igual que tu, además no puedes culparlas, se llevan una gran recompensa por aceptar mis terminos

-¿Cuál?

-A mí

-¿Quieres decir que ahora tu eres mío?— se acercó a mi—

-Por el momento yo soy todo tuyo mi dulce Anna, mi ama

Aquellas palabras me excitaron, después de todo esto podría ser mucho mejor de lo que yo hubiera pensado, Nicholas Allen, completamente mío y a mi merced. Me preguntaba a que lugares seríamos capaces de llegar.

-Y tu eres completamente mía, nadie más puede tocarte

-Tranquilo, yo no quiero que nadie mas me toque, solamente tu

De algo estaba segura ese hombre sería solamente mío, por el tiempo que yo quisiera, y me iba a encargar de no perderlo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Grilletes y deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora