Capítulo 6: Mojada

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El sonido de la puerta abriéndose hizo que me removiera entre las sabanas, mire entre ojos, pero no vi a nadie, la puerta apenas estaba emparejada, supuse que no la había cerrado del todo bien antes de quedarme dormida la noche anterior, me dispuse a dormir de nuevo, en el reloj de mesa marcaba las 4:00 am.

Mis ojos pesados se cerraron envueltos en la tranquilidad de la oscuridad, apenas los abrí un momento pude observar la sobra de un hombre alto emitida por la luz de la luna que apenas se colaba por las cortinas, me giré espantada, acto seguido una mano cubrió mis labios para evitar que de esa forma gritara, mis ojos abiertos como platos se fundieron en los suyos que brillaban intensamente en tonos verdes, mi corazón se agito fuertemente al sentirlo tan cerca, mi respiración acelerada chocaba con la tersidad de su mano "Soy yo, tranquila" –me susurró—a pesar de que me había pedido que me tranquilizara eso parecía imposible, pero me calmó su voz.

-Voy a quitar mi mano de tu boca—me miraba dudoso—no grites

Comencé a asentí frenéticamente pues su mano ocupaba gran espacio de mi rostro y el aire comenzaba a faltarme, apenas me soltó tomé una profunda bocanada de aire, y lo miré, ¿Qué estaba haciendo ahí en mi habitación de madrugada?

-¿Qué hace aquí?— cuestioné confundida—

-Los padres de Alexa me invitaron a dormir, y ya siendo tarde decidí que podía ser buena idea quedarme

-Hablo de ¿Qué esta haciendo en mi habitación?

-¿Podrías dejar de hablarme de usted?—lo mire confundida— no estamos en un aula para guardar formalidades

-¿Y cómo quiere que le diga? ¿Nicholas?

-Mi nombre en tus labios se escucha realmente bien— posó su dedo en mis labios— tienes unos labios muy suaves

-¿Qué haces aquí?— volví a preguntar—

-No podía dejar de pensar en ti, decidí venir a verte, no contaba con que despertarías

-¿Y que pensabas?

-En lo hermosa que te veías esta tarde con aquel traje de baño— mis labios se entre abrieron dándole mejor acceso a su dedo pulgar—

-Nicholas, yo no creo que sea prudente que tu estes en mi habitación a estas horas, a ninguna realmente

-Todos están dormidos, ¿Quién estará para decir que es o no prudente?

-Pero...

Estaba por replicar cuando su mano paso a mi nuca y jalo de mí para fundir nuestros labios en un beso intenso y apasionado, intenté resistirme pero la calidez de sus labios y el estrecho espacio entre su cuerpo y el mío hizo que perdiera la lucha y me rendí ante aquel beso que comenzaba a subir de tono cada vez más, tomé su rostro entre mis manos y seguidamente subí a sus piernas rodeando su cadera con las mías, eliminando cualquier rastro de espacio entre nosotros dos, sus manos se fueron a mi cintura y la abrazaron pegándome aún más a el.

Nos separamos por la falta de aire y lo miré, estaba unos centímetros más alta que el pues estaba sentada sobre sus muslos, nuestras respiraciones estaban agitadas por el momento que acabábamos de vivir. Sus ojos no tenían el brillo usual pues una oscuridad los había cubierto.
-¿Qué acaba de pasar?

-Algo que estuve esperando todo el día de hoy— me volvió a tomar el rostro pero me resistí—

-Nicholas, esto no esta bien

-No sé quien decida si lo esta o no, pero es algo que tu y yo queremos Anna

Escuchar mi nombre en su voz hizo que me estremeciera en sus brazos, si quería aquello, desde el día en que había entrado por aquella puerta en el salón, ese aroma y su mirada me habían cautivado, aunque me negase a aceptarlo.

Grilletes y deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora