Capítulo 5.

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Con un esfuerzo sobrehumano y gastando gran parte de mis fuerzas consigo mantener a mi loba controlada. De momento...

Simplemente ya no podía aguantar más así que salí a por él, pero no como una cualquiera, eso sería darle poder, y aún queda lo suficientemente de conciencia en mí para no permitirlo, así que me apoyé con el codo sobre un árbol e hice un suspiro muy exagerado y alto, él se giró de inmediato.

-Oh, ¿que hay de nuevo? Si buscas la playa está al fondo, aunque - le miro socarronamente- yo estoy aquí, en dirección contraria...

En ese momento al lado mío, noto un movimiento brusco, y a los segundo veo a Olivia salir detrás del tronco del grueso árbol posicionándose a mi lado dando la cara, conteniendo una expresión interrogativa en su rostro.

-¿Quién diablos es este?- preguntó disimulando con un evidente gesto con la mano que señalaba a la dirección contraria.

Sé que debería hacerle caso, es lo lógico, lo racional, pero, ya perdí el control apenas le vi, mi mente y mi cuerpo me empujaban a jugar más y más para acercarme poco a poco él.

-Encantadas damiselas mi nombre es El...digo Nathan.- Dice mostrando su perfecta dentadura de perlas blancas, donde sobre salen unos perfectos colmillos.

-Ah, sí, sí, un placer, pero nosotras ya nos íbamos, si llegamos tarde nuestras familias nos mataran, verdad que sí amiga mía?- Olivia remarcó las dos últimas palabras a propósito, lo siguiente que haría si no me movía no iba a ser otra señal, así que decidí seguir su "amable" recomendación.

No entiendo ese cambio de actitud en Nathan, me confunde. Como se explica que en la fiesta me reclamara como suya, pero ahora actúa tan distante. Aquí hay gato encerrado y pienso liberarlo.

15 minutos más tarde llegamos a nuestras respectivas casas. Cuando voy subiendo los escalones que dan hacia el jardín, para entrar a mi casa, me paro en seco cuando veo una bola de pelo que me interrumpe el paso.

-¡Hola amorcito mio!- le doy un beso en la cabeza a mi muy querido zorro color ocre. Mientras se estira desesperezandose me da una mirada agradecida. Es el único que me alegra el día nada más verlo.

Su nombre es Cobalto. Es un zorro rojo o también llamado Vulpes Vulpes. Es mi compañero de aventuras y mi fiel amigo, a parte de Oli. Lo tengo desde que tengo memoria. Me lo entregó una bruja anciana, amiga de mi familia, como animal de compañía. A todos los vampiros nada más nacer o nada más ser convertidos se les entrega un animal de compañía, es como si ese animal fuera nuestro espíritu animal. Es gracioso ya que soy también loba pero bueno, no me puedo quejar. Más que nuestro espíritu es como nuestro totem. Son inmortales. Y cuando un vampiro muere a su totem automáticamente se le borra la memoria y es entregado a otro vampiro para que el animal no sufra y viva en una tristeza infinita recordando a su antiguo compañero vampiro.

Una vez apartado al hermoso animal, tuve vía libre para entrar por la puerta hacia mi casa.

-¡Ya he llegado!- Dije en voz alta y de imprevisto vi al camaleón de mi tía durmiendo en el banco colgado del porche. Lo que no sabía es que al entrar iba a pasar algo tan extraño...

-Has tardado más de lo esperado cielo, ¿todo bien?- Me preguntó mi tía.

-Ha ido bien...- No necesité decirlo para que ella notara que algo andaba mal, pero no tenía tiempo para hablar, así que subí al cuarto lo antes posible, aún tenía que pensar en todo lo que había pasado hoy. Fue tan extraño... No era yo misma. Sentí algo tan fuerte... No sólo me la pasé luchando con todas mis fuerzas, incluso me controló por un momento, hice cosas que no habría hecho normalmente, me comporté como... Como un animal... Mis instintos actuaban por mí. Me sentía muy confusa, su presencia me atraía con un fuerte magnetismo, como si dos imanes de polos opuestos se atraieran. Pero sin embargo mi cerebro decía una cosa y mi corazón otra.
Me encontraba... Dividida...
Quería abalanzarme sobre él y si no llega a ser por Olivia ... Mejor no pienso en la estupidez que podría haber hecho. Aunque sin embargo sigo sintiendo en mi ser más profundo que es lo que deseo en este momento, igual que lo deseaba antes en su presencia, lo deseaba, más que nunca...

-¡León!- exclamo sorprendida. Sé que no me oye pero en verdad no lo esperaba. León es un cantante famoso, que gana para comprarse una casa lujosa en cualquier parte del mundo, por no decir una mansión. Él está de gira por la parte este del país, debería volver en unos veinticuatro días. Por eso me sorprende su llamada.

Al estar ausente a veces tanto tiempo por su música, puede no parecerlo, pero León es mi mejor amigo, y el de Olivia también, es el único que conoce nuestro secreto... Bueno, sí, también nos lleva a fiestas súper pijas de vez en cuando... Acepto la llamada sin titubear, hasta que escucho su áspera voz.

-Hola guapa- me dice con un tono pícaro en su voz- ¿Qué tal estás?.

-Hola bombón. Pues mal, te hecho mucho de menos- le digo con un puchero en la cara como si de una niña pequeña se tratara- Me tienes abandonada- Digo casi sollozando falsamente.

-Yas que exagerada eres mujer- me dice soltando una carcajada- Venga, que falta poco para vernos, así que no te quejes. Pero una cosa más, asómate a la ventana un momento.

Abro la ventana rápidamente con el móvil en la oreja miro ilusionada en frente mía, pero cuando veo que no hay nada se me borra la sonrisa de la cara.

- León, yo no veo nada- digo ya frustrada.

- Vale, ahora mira hacia abajo.

Cuando miro hacia abajo veo a León sosteniendo un enorme ramo de flores, y entonces ahí es cuando me vuelve la sonrisa y se me iluminan los ojos. Cuelgo y tiro mi móvil a la cama.
Entonces hago un poco de carrerilla y salto por la ventana. Ya sé que es peligroso ya que algún humano me puede ver y me puedo hacer daño, pero que más da cuando eres inmortal y hace tiempo que no ves a tu mejor amigo.

Hola bichitos míos. ¿Que les ha parecido?

Díganme tienen algún mejor amigo/a que hace tiempo no ven?

Cleo 👑❤️

Loba BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora