Capítulo 1

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La gran nave nodriza de la Federación Galáctica del Destello no puede ni está diseñada para descender al pequeño planeta, por lo que multitud de naves más pequeñas salen de su hangar para cumplir la misión: deben despoblar el planeta plagado de seres de raza gris, que son seres humanoides, delgados, cabezones, con grandes ojos almendrados negros y color de piel gris, de ahí su nombre. Esos son considerados enemigos de la galaxia, meros robots clonados que no hacen más que consumir recursos y destruir todo lo que se encuentran a su paso por ello existe la orden de matarlos nada más cruzarse con ellos para eliminar la oscuridad que ellos extienden por donde pasan y con su destrucción llevar la "luz" a toda la galaxia; solo se salvan de la muerte directa los que se consideran que son de alto rango pudiendo tras tortura conseguir valiosa información que tras la federación la obtenga y guarde esos grises obtienen el mismo final.

El capitán Dargüiel dirige a su equipo ya en tierra, es un planeta helado y con una densa atmósfera por lo que además de llevar unos trajes especiales térmicos de camuflaje de nieve llevan unas escafrandras para poder respirar en ese planeta hostil para los humanos, siendo todos ellos incluido el capitán de esa raza. Tienen la orden de erradicar un asentamiento gris en ese planeta: "Liquidar a todo gris que se encuentren, que no quede ni uno." Fueron las palabras exactas del comandante de la gran nave Edulis. Para ello no solo tienen unas coordenadas de ciertos puntos del planeta si no también unos planos de algunas excavaciones que hay bajo la superficie, que según sabían esos pasillos y habitáculos forman la aldea y hogar de los grises.

Dargüiel pulsa un botón de la máquina que lleva como pulsera de ella surge un pequeño holograma que muestra primeramente un punto al cual debían llegar y habían llegado y segundo los planos de lo que debían hallar bajo sus pies. Al ver que bajo esa nieve tenía que haber una puerta y que tras ella encontrarían una cruenta batalla, lanza ordenes a su grupo por gestos, cierra el holograma de su pulsera y sitúa el fusil de asalto que lleva a su espalada entre sus manos preparado para matar. Dos de sus hombres encuentran la trampilla para descender, sigue sin lanzar órdenes sonoras y por gestos indica que la abran y que él descenderá primero, se cuelga boca abajo sujetándose por los pies pero enseguida un par de hombres le hacen de contra peso para que no caiga hasta que no desee bajar. Dargüiel asoma lentamente su cabeza hasta que su vista le hace ver que está en un pasillo dividido en dos vagamente iluminado, ya que los grises ven mejor con poca luz imaginaban lo de la poca luz incluso la nula pero están preparados para ello, al ver que el pasillo está vacío mueve sus pies para que sus hombres le suelten, cuando lo hacen con un salto ágil da una voltereta en el aire y cae de pie, tras eso sus hombres comienzan a descender mientras él vigila con el arma en alto las dos vertientes del pasillo, al estar todos abajo divide a su grupo en dos equipos, él liderando el que va de frente y confiando en el equipo que va por la derecha. 

Las puertas que van encontrando por el pasillo las van abatiendo a patadas y matando a todos los que encuentran en su interior, se encuentran más desvíos y sigue disgregando a su equipo pero era algo que tenían en cuenta pues conocían los planos y saben que es así, al final solo quedan dos con él. Llegan a una gran sala donde hay muchas mesas y sillas, los grises parecen estar disfrutando de tomar licores mientras charlan, entonces el capitán enciende al nivel máximo las luces de su traje cegando a los grises que ven mejor en la oscuridad y aunque intentasen adaptarse a la nueva iluminación con la constitución de sus ojos les costaría poder ver, los dos hombres que le acompañan imitan sus gesto y algunos de los grises intentan llevar las manos a sus armas pero todos mueren ante la rapidez de los federados. Siguen raudos hasta lo que sería el centro del asentamiento y lugar de reunión de los diferentes grupos divididos, andan cansados no solo por la actividad que desempeñan si no también por cargar ese traje pesado y respirar por la pequeña escafrandra que los tiene algo ahogados, Dargüiel tiene en mente que ya solo los queda una sala y si los demás habían hecho bien su trabajo habrían terminado y podrían regresar poniendo rumbo hacia Edulis, hasta su nave nodriza, por lo que él golpea con fuerza la puerta que queda con una patada frontal que la tumba y se dispone a disparar pero entonces se percata de algo, que no parecen querer atacar,ni parecen en estado neutro, su comportamiento indica más que están ocultando algo a sus espaldas y en sus miradas vislumbra terror, titubea al disparar sopesando «¿No son robots?Los robots no tienen miedo, no sienten nada.» Pero aunque él dude sus hombres no y en unos segundos todos los asistentes grises caen al suelo sin vida unos encima de otros.

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