PARTE I

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Engreida, narcisista y odiosa, esas eran las palabras con la que las personas describían a Im Nayeon, una modelo de 25 años que fue cosechando su fama desde que era solo una niña.

—Ugh ¿Por que tenemos que ir al campo? Te he dicho millones de veces que no me gusta ir— La castaña expresó mientras miraba por su ventana.

—Te he dicho que tu abuela quiere verte, te extraña mucho— Le respondió su madre para luego poner lo ojos en blanco, a veces no soportaba a su hija.

El par se dirigía hacia fuera de la ciudad para su visita anual a la casa de su madre y abuela. El camino era largo de aproximadamente 4 horas y eso estresaba a Nayeon.

—¿Podemos parar un rato? Mi teléfono cada vez se le baja las rayitas de señal.— Dijo la castaña viendo su teléfono con el ceño fruncido.

—Ohhh... mira hay una estación de servicio, párate allá.— Demandó la joven a su madre mientras señalaba el lugar. Su madre solo asintió pero luego vio la hora en el tablero.

—Linda, mira la hora que es.— La mujer le dijo a su hija mientras rezaba para que no se alterara, podría ya ser una adulta pero sus berrinches nunca faltaban.

—Son solo las 4:10am, madre ¿Crees que las películas de terror son reales?— Preguntó incrédula a su madre con un toque de irritación en su voz.

—No sabemos quienes trabajan ahí, nos pueden robar o violar, estamos en el medio de la nada.— Su madre le respondió apretando el volante del auto para no gritarle, que inconsciente era su hija a veces.

—Ugh, como quieras pero olvídate de tu regalo de cumpleaños.—Nayeon uso su mejor arma, la manipulación.

—Dios, enserio no te soporto.— Dijo su madre mientras se orillaba para entrar a la estación de servicio.

—Gracias mami, te amo ahora vuelvo.— Nayeon cambio de actitud drásticamente para luego tomar su teléfono, billetera y bajar.

Entro a la tienda, el aire que se sentía era demasiado denso y frío, así que se dirigió hacia la caja para comprar algunos dulces.

—Quiero esto.— Lanzó sobre el mostrador 9 paquetes de ositos de gomas y luego se dispuso a revisar sus mensajes de texto.

—Mmm... claro.— Respondió el cajero levemente sorprendido por la falta de educación de la chica.

—Serian 21.29$, princesa.— Dijo el cajero luego de meter los dulces en una bolsa. Nayeon solo puso el dinero sobre el mostrador y salió del lugar sin decir nada.

—Im Nayeon.— Susurró el cajero para luego guardar el dinero en la caja registradora.

La castaña volvió al auto para continuar con el tedioso viaje, faltaban unos 30 minutos para llegar. El resto del viaje solo se limito a comerse sus golosinas y a escuchar música con sus audífonos, ya que no le gustaba la música de un tal Chayanne que su madre amaba infinitamente.

—Ya llegamos, linda.— Su madre tocó su hombro para que se removiera sus auriculares.

—Genial, que emoción, recuérdame porque tuvimos que llegar a esta hora.— Dijo Nayeon con sarcasmo para mirar cómo comenzaba a salir el sol.

—Es una sorpresa, tu abuela saldrá dentro de poco a buscar los huevos de las gallinas, ahí la vamos a asustar.— Su madre estaba muy emocionada, tenía mucho tiempo sin ver a su progenitora.

Pasaron unos 15 minutos en el auto cuando Nayeon vio como la anciana abría la puerta de la casa y se dirigía hacia el corral.

—Ma, ahí está la abuela, vamos.— Nayeon señaló a la mujer y luego se dispusieron a bajar del auto sin hacer ruido. Se acercaron poco a poco hacia la anciana y cuando estuvieron lo suficientemente cerca su madre gritó.

—¡Miren es Chayanne!— La anciana se asustó y se cayó sobre las pajas del gallinero.

—Maldita mujer ¿Haces esto para quedarte con mi herencia, no?— Dijo la anciana mientras se levantaba del suelo y sacudía su ropa.

—Te extrañe mucho, mamá— Las dos señoras se abrazaron mientras Nayeon se dispuso a caminar para buscar la señal de su teléfono.

Entró a un camino de flores y vio a lo lejos a un chico caminado hacia ella. Se dio la vuelta para regresar por donde vino y notó que el extraño la seguía.

—¿Que rayos?— Pensó Nayeon cuando sintió cerca al chico. Así que comenzó a correr hacia el corral de su abuela.

—¡Abuela! ¡Alguien me está siguiendo!— Gritó cuando vio a su madre y a su abuela sentadas en la mesa del jardín. Su abuela la miró extrañada cuando llegó a su lado jadeando y abanicándose su cara.

—¿Quien te sigue, Nayeon?— Su abuela le preguntó mientras miraba hacia el frente.

—¿No lo ves? Es el chico rubio de allí.— Nayeon se asustó más cuando reconoció al chico de la estación de servicio ¿La habrá seguido para secuestrarla? Su abuela se colocó sus lentes y vio a lo lejos a una chica.

—Nayeon, no es un chico, es mi vecina, Jeongyeon.—Dijo su abuela alegre para luego levantarse e ir a abrazar a la chica.

—¿Una chica?— Le preguntó Nayeon a su madre viendo como el par se abrazaba cariñosamente.

—Oh, ya la recuerdo.— Respondió su madre.—Ella solía jugar contigo cuando eran pequeñas, tu siempre decías que ella sería tu príncipe azul cuando crecieras, siempre ha tenido el pelo de esa forma.—Sonrío su madre recordando con ternura a su hija cuando tenía 5 años.

Después de unos segundos el par se acercó a la mesa, Nayeon puso cara de disgusto al ver la forma de vestir de esa "chica" podría jurar que era un adicto al crack.

—Hola, buenos días.—Saludó Jeongyeon amablemente con su mano a Nayeon y a su madre.

—Hola, Jeongyeon, cuánto has crecido, llevo años sin verte ¿En donde estabas?.—Preguntó curiosa la madre de Nayeon.

—Estaba viviendo con mi padre en Francia pero he vuelto para cuidar a mi hermana menor, Somi.—Dijo Jeongyeon sintiéndose un poco incómoda por la mirada de Nayeon.

—Si me disculpan debo ir a descansar, más tarde tengo que ir a mi otro trabajo.— Se disculpo y se dirigió hacia el jardín de su casa.

—¿Como pueden haber chicas que se vean así?.— Soltó Nayeon con asco apenas Jeongyeon salió de su vista.

—No todas las personas tienen que ser como tu.— Dijo su abuela un poco molesta por el comentario.

Lo que no sabían era que Jeongyeon se había regresado para entregarle su cambio a la joven y logró escuchar lo que Nayeon dijo sobre ella. Así que solo bajó la cabeza y se dispuso a ir a su casa.

Princess [2Yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora