PARTE XXIII

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—¡Vamos, rubio!— Nayeon tomó la mano de la menor apenas atravesaron las puertas del centro comercial y la jaló hacia una tienda de ropa rosa.

—¡Espera, mi patita!— La rubia dijo adolorida después de un par de pasos.

—Oye ¿No le ibas a comprar una silla de rueda?— Jihyo se acercó al otro brazo de su amiga para tomarlo.— Yo te la compraré, Jeongie.— El par fue en dirección hacia la farmacia.

Tzuyu y Nayeon se quedaron atrás viendo como sus novias caminaban agarradas del brazo hablando animadamente sobre el niño que se cayó frente a ellas por estar viendo el techo.

—Me siento mal por... ¡Pfff!— La más pequeña se tomaba del estómago riendo.

—¿Viste su cara?— Jeongyeon se secó las lagrimas y pasaron a la farmacia y fueron hasta la parte de aparatos médicos.

Habían solo tres modelos de sillas, una un poco pequeña para Jeongyeon, la siguiente era con el espaldar de cuadros, parecía de anciano y otra era de color negro con detalles en azul marino perfecta para ella.

—Quiero esta.— Jeongyeon señaló la silla emocionada dando pequeños saltitos con su pie sano.

—Lo que tú qui...— La pequeña fue interrumpida cuando de repente Tzuyu la cargó sobre su hombro.— ¡Bájame, Satán!— Se estaba volviendo un hábito para la menor cargarla así.

—No. Vamos, la tienda gótica está en descuento.— Dijo Tzuyu y salió con ella en su hombro como si nada, cuando pasó por el lado del señor de seguridad le chocó los 5 sin saber que la estaba deteniendo.

Jeongyeon bufó y se volteó para ir hacia la caja a pedir la silla pero al voltear rápido chocó contra alguien perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo sobre su trasero. 

—Oh, disculpe. Lo siento mucho ¿Se encuentra bien?— Esa voz ya la había escuchado antes.

Levantó su cara para ver con quien había tropezado y se quedó sorprendida cuando vió a la Doctora Minatozaki extendiéndole las manos para levantarse. Las tomó con cuidado.

—Hola, doc.— Le sonrió mientras se impulsaba para ponerse de pie.

—¿Como sigue, Señorita Yoo?— Al levantarse quedaron con sus manos unidas y sus caras un poco más cerca de lo normal pero ninguna pareció notarlo.

—Genial, tomando mi medicina y ya no siento dolor. Justo vine a com...— Un chillido la detuvo, miró hacia donde provenía.

—¡AH! Yoo Jeongyeon. Te dejo sola un segundo y ya estás coqueteando con medio mundo.— Nayeon se acercaba a ellas pisando fuerte el suelo y apretando los labios.

Al llegar la tomó posesivamente de la cintura, separó sus manos de la otra chica y la alejó un poco de ella. La joven doctora sonrió enternecida por la actitud de la chica.

—Mucho gusto, soy la Doctora Minatozaki Sana. Yo atendí a su novia en el hospital hace unos días atrás.— Estiró su mano educadamente.

Nayeon se quedó viendo la mano extendida por unos segundos con la cara neutra hasta que Jeongyeon le pellizcó su cauchito del vientre para que fuese educada. Sonrió internamente cuando unos de los brazos de la modelo se desenredó de su vientre y fue extendido.

—Im Nayeon, novia y única mujer en la vida de Jeongyeon.— Besó la mejilla sonrojada de su chica y estrechó su mano con la doctora.— Un placer, Sana.— Fingió una sonrisa.

—Bueno, ya debo irme. Mi turno empieza dentro de poco. Sigue cuidado los puntos de la cirugía, Jeongyeon. Nos vemos en un mes para tu chequeo. Adiós, Nayeon.— Les sonrió a ambas y salió de la tienda.

Princess [2Yeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora