Después de unos minutos, Liza regreso a mi lado, llevando con ella lo que eran dos cortes de tela blanca, uno usado como falda y otro como camisa, estos usaban una cuerda pequeña amarrada a la cintura o bajo el pecho respectivamente para sostenerse.
No eran precisamente ropa, pero siendo la opción la desnudez, lo termine usando, respecto a la ropa interior... al parecer no se usaba en esta tribu, se consideraba innecesario.
No quiero saber por qué se considera así.
Retiro las cadenas y grilletes, dejando solo un pequeño collar, que parecía más una gargantilla.
"Muy bien, te ves mejor, ¿ya terminaste de ver la casa?" - Liza comento después de examinarme.
"S-sí, revisé todas las habitaciones." - asentí con un poco de timidez, por la mirada penetrante de Liza.
"De acuerdo, se acerca la hora de comer, hoy lo hare yo, pero a partir de mañana será tu trabajo." - Sin hablar más de ello, camino hacia la cocina y empezó a preparar los objetos.
Algo curioso que note, fue que Liza come un 80% carne, su platillo principal era asar carne fileteada con un poco de sal, y hervir algunas verduras.
La carne la guardaba en una pequeña cabaña a menos de 50 metros de la casa, no entendía cómo, pero parece que de alguna manera la temperatura bajaba dentro, algo similar a un refrigerador.
Mas aun, toda la tribu contaba con esto, según Liza, solo necesitabas matar a el llamado pez escarcha, que habitaba casi todos los ríos del norte, usando sus núcleos o corazón, podía enfriar una habitación durante meses.
Al final, Liza me enseño la mayoría de las tareas, hasta que llego el anochecer, probablemente apenas cerca de las 8, pero sin nada más que hacer, solo quedaba una opción.
"Es hora de dormir Samantha, vamos." - Declarando abruptamente, camino hacia una de las habitaciones.
Aun con un poco de dudas la seguí, ella me llevo a la habitación en la que había entrado antes, una vez dentro comenzó sin dudar retiro su ropa, las piezas de armadura se las había quitado a lo largo del día, por lo que su atuendo consistía en solo dos piezas, al igual que el mío.
Una vez termino, pude apreciar su cuerpo, tenía dos pechos blancos más pequeños que los míos, pero hermosos sin duda, sentí como mi garganta se secó al verlos, también pude ver que tenía un ligero arbusto en su pelvis, rojo oscuro como su cabello, y curiosamente a diferencia de otras partes de su cuerpo no se veía ningún patrón de escamas.
Pero lo mas sorprendente, fue que bajo ese arbusto había una pequeña protuberancia roja, esta parecía atraer mi mirada como si fuera magnética, pero al final. recuperando mi cordura voltee la mirada.
Mi cara ardía, cuando ella volteo a verme, me encogí ante su mirada, no recuerdo ser tan cobarde, pero todo lo que había pasado en el día había agotado mis defensas mentales.
"Debes quitarte la ropa para dormir, o se ensuciara más rápido." - Ajena a mis pensamientos, encendió una vela en una pequeña mesa, y se sentó en la cama.
"S-si está bien." - con un poco de dificultad retiré la ropa a la que no estaba acostumbrado, pero la cantidad de errores que cometí no fueron pocos, cabe mencionar que la mirada de Liza en mí, me puso más nervioso de lo que esperaba.
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La Reina De Los Mercenarios
FantasySamantha se embarcá en un intenso viaje buscando su lugar en el mundo sin saber que se ha vuelto un peón para otros. Una mujer que se alzara a la grandeza, pero también oculta un secreto. ...... Mientras Sam caminaba por la calle, un destello lo go...