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Amelia...

Este papeleo me tiene al borde de la locura, detesto el depender de otras personas para continuar con mi trabajo, si por alguna razón tienen un contratiempo, mi trabajo se va al trasto, pero no tengo otra opción no puedo con todo yo sola, debo esperar y eso me tiene con los nervios a flor de piel.

Lo del papeleo es solo una escusa, mi humor es una mierda, porque desde hace una semana que no he podido verme con Damon. A la mañana siguiente de aceptar ser su novia, me informaron que debía asistir a un seminario fuera del país y tras volver días después, debo trabajar como una esclava. Aveces llegó a detestar mi trabajo, pero luego pienso en todas mis facturas a fin de mes y se me pasa.

El intercomunicador suena, sacando mis narices del ordenador — Srta. Swam, tiene un paquete en recepción, solicita el repartidor sea usted misma, quien reciba la paquetería. — ¿Paquete?¿Quien me enviaría algo a mi?. La verdad nunca he recibido nada, ni siquiera por mi cumpleaños.

— Linda, ahora estoy algo ocupada, comuníquele a recepción que le informe al repartidor que si desea dejar el paquete lo haga y si no es posible se lo lleve nuevamente, no tengo intención de abandonar mi oficina en estos momentos.

— Enseguida.

Pasaron cinco escasos minutos y mi celular sonó, al mirar la pantalla el nombre de Damon estaba ahí. Deslizé mi dedo y me apresuré a contestar, pero....

— ¿Por qué te niegas a bajar a recepción?.

—¡¿Eh?!.....estoy algo atareada con un par de proyectos, no puedo dejarlo a medias y bajar por.....— mi cerebro hizo click — ¿Se puede saber cómo es que sabes que me he negado a bajar a recepción?

— Eh...bueno....solo ve lo veras, preciosa — aún mi corazón se acelera y mis mejillas enrojecen cuando me llama así.

— Está bien ahora voy.

Mis piernas y trasero me agradecieron el liberalos por un rato de esa tortuosa posición, a este paso mi trasero se volverá plano por estar casi diez horas al día sentada.

— Ahora mismo vuelvo Linda, si los del departamento de marketing viene en busca de la rúbrica de mercadeo, está sobre mi escritorio.

— Muy bien.

El trascurso hacia recepción nunca me pareció demasiado largo como ahora, la expectativa estaba haciendo estragos en mi, es la primera vez que recibo algo y si Damon está implicado de seguro será algo muy interesante. Hasta ahora todos los día al llegar a mi oficina encuentro una rosa azul sobre mi escritorio y una muy linda nota escrita de su puño y letra, me tiene caminando sobre nubes. Ahora que lo pienso he estado tan metida en mi trabajo que no me he dado cuenta que hoy no hubo nota y rosa tampoco.

Mis ansias eran bastas, pero no iba a salir corriendo hacia recepción después de todo ya no soy una niña y debo comportarme. Salí de ascensor a paso lento hacia recepción y mi sorpresa fue grande al encontrarme con una floristería montada ahí mismo, bueno la verdad no era un floristería en si más bien todo estaba lleno de rosas azules, muchos empleados miraban todo patidifusos y de seguro yo estaba igual.

— ¿Es usted Amelia Swam? — un chico joven uniformado con el típico uniforme de repartidor, me estába sonriendo. En mi sorpresa solo logré asentir — firme aquí por favor — me entregó la planilla para que firmara como recibido.

Tus curvas, mi perdición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora