24

17.1K 1.1K 93
                                    

Damon...

Jamás creí el tiempo se convirtiera en mi enemigo... Yo un ser que siempre lo ha tenido a montones y a su disposición, pero ahora que queria que el reloj corriera a toda prisa y los días transcurrieran a la velocidad de la luz, simplemente se tardaban una eternidad, Amelia, mi amada Amelia solo deseaba ver sus hermosos ojos y sentir que todo estará bien aunque sé que eso es imposible.

Creí que al tenerla nuevamente frente a mi, sería fácil pero no lo fué. Su mirada fría estaba clavada en mí, las palabras muriendo antes de salir de mis labios. Sentía algo diferente en su aura, en su olor, el solo hecho de tenerla justo en frente y saber que era ella pero nada de lo que percibía en la mujer que estaba escudriñandome hasta el alma se me hacía familiar. Su actitud es tan vana y distante que me recuerda a esa Amelia que entreviste por primera vez, esa chica que me dejó muy en claro que estaba ahí para realizar lo que laboralmente se le asignaría y nada más se podría esperar de ella, esa chica que me dejó completamente idiotizado.

Nuestras miradas se cruzaron por unos cuantos minutos en lo que no podía articular palabra, así que simplemente se puso de pie y salió de mi oficina sin mirar atrás. Dejando en claro con ese acto que todo aquello que hubo alguna vez no lo habrá más.

Soy el ser más estúpido sobre la faz de la tierra y por ello la mujer de mi vida se me está escapando como agua entre mis dedos, pero ¿Quién dijo que un hombre egoísta como yo no puede tener dos cosas a la vez? Ya la lastime demasiado con mi falta de valor, no va a sufrir más a causa mía, si después de que le aclaré todo este enredo no quiere saber más de mi. Simplemente no lo aceptaré si tengo que persuadirla para que me perdone lo haré así me lleve toda la eternidad hacerlo.

Salí casi corriendo detrás de ella. Las puertas del ascensor se estaban cerrando su rostro se estaba ocultando por las láminas de metal, antes de que me estás se cerraron por completo, mi mano se deslizó entre ellas y se abrieron nuevamente, su mirada ascendió en cámara lenta y se ensanchó un poco al verme entrando en el ascensor. Me pose justo a su lado haciendo que nuestros brazos rozaran.

No se inmutó por mi presencia, ni mi cercanía simplemente cruzo sus brazos haciendo que su escote se resaltara, mis ojos no querían apartarse de el pero me obligué a mí mismo a hacerlo debo aclarar esto ahora antes de perder esta oportunidad.

— .....— Abrí la boca para empezar a hablar pero el sonido del ascensor abriendo sus puertas me detuvo.

Amelia desenrolló sus brazos e hizo el intento de salir del ascensor. Actue por impulso y la time del brazo aferrándome a su cuerpo, le di al botón para que las puertas se cerraran de inmediato. Di un fuerte golpe a la pantalla quebrandola e imposibilitandonos la salida, el anuncio de que el ascensor estaba trabado y que esperamos dentro mientras se reestablecia salió por el altavoz. Amelia tenía los ojos muy abiertos al asimilar la situación en la que nos encontrabamos. Trato de sacarse de mi agarre pero solo consiguió que la abrazar más fuerte.

—¡¿Está loco?!¡¿Cómo se le ocurre?! — su cuerpo empezó a temblar y empezó a darme golpes en el pecho. La tomé por las muñecas y me percaté de que su piel estaba fría y poco a poco se volvía algo traslucida. Su pecho empezó a subir y bajar, lágrimas gruesas empezaron a bajar por sus mejillas.

— ¿Amelia, cielo que tienes? — ella simplemente trataba de alejarse de mi y de mi toque.

Agarre sus mejillas entre mis manos y vi el porque de su estado. Amelia ya no estaba bajo hipnosis, no encontraba explicación para eso, hasta que cierto vampiro vino a mi mente. Lo extraño de la desaparición y reaparición de Amelia de la nada. Estuvimos buscándola como locos por una semana y simplemente a la siguiente se presentó a trabajar como si nada hubiera pasado. En esto tuvo algo que ver con Dimitri de eso estoy seguro.

Tus curvas, mi perdición ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora