BAD ━ HANKNOW

¡ 10 !

Despertar junto a Jisung fue una de las mejores cosas que le había pasado esa semana a Minho; ver sus mejillas abultadas y su nariz rojiza por el frío de la habitación lo hacía parecer un niño pequeño, totalmente inocente, dulce y ajeno a la realidad. Minho despertó al peliazul con cortas y suaves caricias en su rostro, admirando la belleza extraordinaria del contrario. 

—Buenos días, gatito.

La voz de Jisung había sonado ronca y baja, causando que una chispa de electricidad viajase por todo su cuerpo. Minho sonrió y se pegó contra Han, escondiendo su rostro en el cuello del contrario y apoyando sus manitos en su pecho.

—Buenos días, Sungie. 

Estuvieron acostados y abrazados durante un tiempo que ninguno de los dos midió. Disfrutaban de la compañía del otro sin pensarlo mucho; Jisung no se fijaba en las consecuencias que tendría eso en su relación, y Minho no pensaba en lo bien que se sentían los brazos de Jisung sobre él y en la enorme necesidad que sentía crecer en su interior de salir tomando la mano de Han y escapar del mundo. 

—¿Vamos a levantarnos o querés pasar todo el día así?

—Podemos pedir pizzas y nunca dejar esta cama —bromeó Minho con una sonrisa divertida.

—¿Querés quedarte conmigo? —Jisung se lo preguntó observándolo triste, con los ojos clavados en la mirada de Lee— ¿Por qué querrías hacer eso, de todas formas?

Minho se encogió de hombros y juntó sus rostros, chocando sus narices y dándose un besito esquimal.

—Me gusta estar con vos. Me siento de formas que ni siquiera sabían que existían.

Jisung sonrió apenas curvando los labios y acercándolos a los de Minho. Sin embargo, cuando sus pieles ya se rozaban y el pequeño rubio había cerrado los ojos, se retractó y decidió separarse de Minho.

—Dijimos que íbamos a ir despacio, y además, no quiero que nuestro primer beso real sea en un motel frío y barato.

Minho rió con una suave y aguda carcajada.

—Cualquier lugar está bien para mí si sos vos quien me besa.

Dicho eso, se acostó sobre el cuerpo del peliazul, asegurándose de no dejar caer todo su peso sobre el contrario. Desde esa posición, la vista que recibía de Jisung era asombrosa. Sus ojos estaban entrecerrados por recién haberse levantado, el cabello revuelto y los labios entreabiertos. Minho se mordió el belfo inferior cuando divisó parte del tatuaje en el cuello de Han, siguiendo los trazos con la vista. 

—Podés tocarlos, gatito —dijo al instante en que notó las intenciones del rubio, llevando sus manos a la cinturita de la persona sobre él.

Las mejillas de Lee se tiñeron ligeramente de rosado y asintió suavecito. Despacio, llevó una de sus manos al cuello de Jisung y lo tocó con cuidado, poniendo suma atención a la piel bajo la yema de sus dedos. Pasó por sobre la vena que sobresalía por la posición y por la nuez de adán, sintiendo un cosquilleo bajar por todo su cuerpo cuando Jisung tragó.  

Minho se inclinó, llevando sus labios a la piel del cuello de Han. Dejó pequeños y apenas perceptibles besos sobre cada parte de los dibujitos; sobre cada círculo y cada línea que formaba el diseño. Subió de la misma forma por la mandíbula de Jisung hasta llegar a su oreja, donde mordió el lóbulo, cuidando no lastimarlo en donde tenía el arito negro.