¡ 17 !

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Ninguno de los dos supo decir bien cuanto tiempo había pasado desde que llegaron a aquella casita, pero en la mitad de la noche, la puerta fue golpeada con insistencia. Los dos se pararon en el medio de la entrada, esperando ver pasar a sus lobos feroces con una sonrisa tranquilizadora adornando sus rostros y los brazos abiertos para recibir un abrazo.

Felix pudo cumplir esa idea. Minho no. 

Changbin apareció cuando la puerta fue abierta, respirando cansado pero recibiendo con alegría la forma en la que Felix se avalanzó hacia sus brazos. 

Minho los observó con una sonrisa que intentaba esconder la decepción y los nervios que se arremolinaban en su interior. Recibió un ligero abrazó de Changbin cuando Felix por fin se separó de él.

—¿Y Jisung?

El pelinegro lo observó con tristeza.

—No sé. Su parte fue donde más atacaron. 

Minho tembló y se acercó al sillón verdoso que había allí, dejándose caer sobre él y sintiendo como las pocas energías que le quedaban se iban de su cuerpo. Alguien había muerto, pensó. ¿Y si ese alguien era Jisung? Un nudo se formó en su garganta y no pudo evitar soltar un jadeó casi inaudible antes de volver a romper en llanto. La situación lo superaba tanto, y se sentía tan débil. 

Se sintió como el nene chiquito que todos se ven obligados a cuidar, y odió sentirse como una carga. Se dijo que él debía ser fuerte; debía intentarlo por Jisung. 

Felix se sentó juntó a él y lo abrazó con cuidado, sintiendo que podría romperse en cualquier momento. Pero no fue así.

El rubio se sentó derecho y limpió con fuerza su rostro utilizando sus manitos. Peinó rápidamente sus cabellos descoloridos y habló seguro:

—Sungie va a volver. Él está bien. Dijo que iba a besarme y llevarme a la playa. 

Donggeon lo observó con pena y Changbin asintió sin mucho que decir. 

—¿Qué pasó en la carrera, Changbin? —preguntó después de un rato de haber estado en silencio.

El nombrado miró a Minho frunciendo el ceño.

—Infiltrados del enemigo del señor Jang aparecieron para robarse la mercancía que Jang había intercambiado.

—¿Droga?

Changbin asintió.

—¿Ustedes? ¿Ustedes ayudan a vender droga? 

Los tres se encogieron de hombros.

—No es como que tuviéramos otra opción, tampoco. Somos los guardias de Jang. Eso hacemos —aclaró Donggeon.

—¿Y si vendiéramos droga habría algún problema?

La voz de Changbin sonó tan fría, carente de sentimientos y amenazante que a Minho se le erizó el vello de la nuca.

—No, sólo que no me lo esperaba.

Se recostó sobre el sillón y cerró lentamente los ojos, quizás si descansaba podía sentir que el tiempo hasta que Jisung volviese pasaba más rápido. Sin embargo, cualquier intento le fue inútil. Su cuerpo se negaba a dejar de estar alerta; necesitaba a Han más allá de la forma sentimental que él creía. Necesitaba verlo bien y sentir su cuerpo contra el suyo. 

Miró en el celular de Felix la hora y se sorprendió al notar que apenas eran las dos de la madrugada, sintiéndose cansado como si hubiese pasado días sin dormir. En la pequeña televisión a un costado, se reproducía un capítulo que, Minho ya sabía de memoria, de Rick and Morty. No tenía mucho que hacer, por lo que fijó sus ojos en el pequeño cubo e intentó mantenerse entretenido con eso. 

BAD ━ HANKNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora