¡ 23 !

6.4K 743 719
                                    

El viernes por la noche, luego de una semana visitando a Jeongin y a Jisung, Minho decidió actuar. Han en ese momento estaba trabajando en el depósito del señor Jang, por lo que no tenía contacto alguno con Minho. 

Buscó en su armario unos pantalones de cuero ajustados color negro y una camisa roja, que adornó con un listón, también negro, en el cuello. Se colocó botitas oscuras y tomó su celular, un parlante y una gorra rosada. 

Dejó su hogar luego de despedirse de su familia, yendo en busca de su adorable mitad, Felix. Cuando el australiano se enteró de las ideas de Minho, no pudo evitar aferrarse a él como una garrapata y obligarlo a llevarlo junto a él al centro, diciéndole que podría cuidarlo si algo pasara y que también, hacía mucho no lo veía bailar y deseaba ver cómo estaban sus habilidades.

Minho bailaba desde que tenía memoria, apenas estaba en el jardín de infantes cuando sus padres —a pedido de él— lo inscribieron en clases de danza urbana y hip-hop, lugar en el que siguió entrenando hasta los dieciséis, año en el que se consagró campeón de las competencias regionales y también, momento en el que tuvo que dejarlo para enfocarse en sus estudios.

—Estás precioso —sonrió Felix cuando, al abrir la puerta de su casa, apareció Minho.

El mayor sintió sus mejillas colorearse de un rosado claro. 

—¿Tenés todo listo, corazón de melocotón?

Minho rodó los ojos, desde hacía unos días Felix se había dedicado pura y exclusivamente a llamarlo con apodos ridículos y demasiado tiernos. El rubio no entendía bien por qué, pero tampoco tenía intención de preguntarle.

—Sí, ¿vamos en tu auto?

Felix asintió, aunque aún no era mayor de edad, si podía conducir con el permiso de sus padres, por lo que le pidió a su madre el auto de la familia y se ofreció a llevar a Minho hasta la ciudad.

El viaje no fue demasiado largo, sólo unos minutos en los que los dos amigos escucharon música, cantaron y hablaron sobre trivialidades muy poco importantes. Hacía bastante que no pasaban tiempo juntos; mientras que antes de conocer a Jisung y a Changbin ambos eran como el cabello y un chicle, después de aquella fiesta a comienzos de diciembre sus caminos se habían separado ligeramente.

Aunque eran cosas de la vida, y Minho lo entendía perfectamente, extrañaba tener a Felix casi todos los días en el patio de su casa observando las nubes, o apareciendo con una cámara de fotos durante el atardecer con la excusa de que "Lee Minho era el modelo que todos deseaban, pero sólo Lee Felix tenía". 

Llegaron, y Felix se encargó de ayudar a Minho con las cosas que debían bajar. Por suerte, había bastantes personas esa noche en la ciudad, por lo que seleccionaron un buen lugar donde Minho podría recibir bastante atención y colocaron allí las cosas.

Durante un tiempo, Minho le había dado vueltas y vueltas a la idea de ayudar a Jisung económicamente sin que lo supiera, él ya no quería que su adoradísimo Sung se expusiera a tanto peligro cada vez que debía trabajar, y lo que pasó con Jeongin y Seungmin fue el detonante para que se decidiera a ayudar. Por eso, pensó que la idea de hacer busking los viernes y fines de semana siempre que pudiera era buena, y podría darle el dinero que ganase, sea mucho o poco, a Jisung.

Estaba terminando de preparar todo cuando sintió una mirada fija en él, como si su cerebro le advirtiese que alguien lo miraba de una forma demasiado intensa para ser por pura casualidad. Minho intentó ignorar el pensamiento de estar en la mira de alguien, y se dedicó a elegir la primer canción que interpretaría. 

Con el pasar del tiempo, las personas se iban acercando a donde Minho bailaba despreocupadamente, y dejaban en la gorrita rosada billetes y monedas de vez en cuando. Algunas jovencitas lo alentaban a seguir bailando y filmaban con sus modernos celulares los movimientos de Minho. 

BAD ━ HANKNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora